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sábado, 6 de junio de 2015

6 de junio de 1944 - “El Día más largo del Siglo”

«Cuesta trabajo creer que en pocas horas empezará la invasión a través del canal. Me siento muy inquieto ante esta operación. En el mejor de los casos el resultado quedará muy, muy lejos de las expectativas de la mayor parte de la gente, esto es, de aquellos que no tienen ni idea de las dificultades que entraña. En el peor de los casos quizá acabe siendo el desastre más espantoso de toda la guerra».
Alan Brooke, mariscal de campo británico, 5 de junio de 1944


“El Día más largo del Siglo” o “El Día D”, inició la mañana del seis de junio de 1944, al ponerse en marcha la operación “Overlord”. Alrededor de 300 mil soldados al mando del general estadounidense Dwight Eisenhower, desembarcaron en las costas de Normandía con el objetivo de acabar de una vez por todas con la pesadilla nazi, la cual había cobrado ya millones de vidas inocentes enarbolando la bandera del antisemitismo. Para entonces, los ejércitos rusos habían recuperado la parte de su territorio que Adolfo Hitler había invadido en el intento por realizar su sueño imperialista. Pero se hacía necesario dar el golpe definitivo, y los gobiernos de Francia, Inglaterra y Estados Unidos tomaron el asunto en sus manos.

La movilización militar emprendida, fue hasta entonces la más grande de la historia; participaron miles de soldados y paracaidistas además de otros millares de técnicos aéreos... Barcos, vehículos de guerra, barreminas, todo lo necesario para el ataque que escribiría uno de los episodios más sangrientos. Al recibir la voz de salida por parte del general Eisenhower, el enorme ejército con sus pertrechos de guerra inició la travesía con el objetivo de cruzar el Canal de la Mancha. Eran las 6:31 de la mañana del seis de junio de 1944, cuando en medio de un silencio increíble si se considera lo numerosa de la movilización, empezaron a desembarcar los soldados en las playas de Utah, al oeste de Omaha. Además, por las costas de Sword, Juno y Gold, tomaron tierra las tropas anglocanadienses. Testimonios de los sobrevivientes han revelado que la lucha fue sangrienta y atroz desde el primer momento, pues los ejércitos alemanes dieron batalla, aunque tuvieron luego que replegarse para formar dos líneas de defensa en espera de refuerzos... Refuerzos que no llegaron, mientras que las horas de hacían inmensamente largas y angustiantes.

Al parecer, las noticias de la invasión llegaron varias horas después a oídos de Hitler, quien se encontraba durmiendo en su refugio de Berchtesgaden. El mariscal Von Rundstedt había llegado tan pronto como pudo a dar aviso al Fuhrer, pero sus órdenes habían sido claras: no deseaba ser molestado bajo ninguna circunstancia. Quizá por lo inesperado del ataque, o por la falta de una estrategia a seguir sin las órdenes de Hitler, las tropas alemanas actuaron con una descoordinación evidente. El jefe de operaciones en el frente occidental alemán festejaba ese día su onomástico con su familia y el general Friedrich Dollman, irónicamente, se hallaba a muchos kilómetros de distancia dirigiendo un simulacro de rechazo contra tropas invasoras. Esa misma noche, los ejércitos aliados reportaron haber tomado los objetivos previstos en lo que fue el día más largo.

Durante los meses siguientes, los bombardeos se sucedieron uno a otro, los enfrentamientos siguieron y el saldo fue aterrador con cifras de cientos de miles de muertos en combate.

Sin embargo, “El Día D” o “El Día más largo del Siglo”, se recuerda como el símbolo de la liberación del oeste de Europa del yugo nazi.

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En 1944 la Werhmatch tenía diseminadas a sus fuerzas en una guerra de varios frentes: se había perdido África, en el frente del Este la situación era desesperante ante el irresistible empuje del Ejército Rojo, en Italia la lucha estaba perdida, aunque se seguía peleando. Los Aliados pensaron que era el momento ideal para el ataque.

El 6 de junio de 1944 (Día D), entre las seis y las siete de la mañana, las tropas Aliadas llevan a cabo el Desembarco de Normandía, en Francia. Establecen cabezas de puente y abren así un segundo frente al Oeste del Reich Alemán, ya amenazado en el Este por el avance del Ejército Rojo, que ha liberado Bielorrusia y se acerca incontenible a Polonia.

1942 no pudo ser el año, ya que todavía no se habían podido reunir los hombres y el material necesario para llevar una operación de tal magnitud. En 1943 el teatro de operaciones principal estaba en Italia, así que la proyectada invasión tuvo que posponerse otro año más ante las reiteradas protestas de Stalin, que abogaba por la apertura de un "segundo frente" en Europa que comprometiese a más tropas alemanas en el Oeste y aliviase su situación.


La Operación Overlord

Preparada desde diciembre de 1942 por el general británico F.E. Morgan y, después, a partir de enero de 1944, por el Cuartel General de las Fuerzas Aliadas (SHAEF), la operación de invasión de Europa se codificó bajo el nombre de Operación Overlord.

Preveía el equipamiento, transporte y concentración de 3.500.000 hombres en Inglaterra (1.750.000 británicos, 1.500.000 estadounidenses y 250.000 soldados de diversas nacionalidades: polacos, franceses, etc.), así como la construcción de veinte millones de toneladas de material de desembarco, la organización de un gigantesco plan de abastecimiento (armas, gasolina, etc.) y el establecimiento de la estrategia militar que debería aplicarse.

Todas estas cuestiones fueron abordadas sistemáticamente y con minuciosidad, mientras que los bombardeos destruían las vías de comunicación del enemigo y los objetivos estratégicos, y también a la población civil.

Los responsables de la operación son el general Dwight D. Eisenhower, general en jefe, y sus adjuntos Bedell Smith, Arthur W. Tedder (mariscal del Aire), el general Montgomery, comandante de las fuerzas terrestres, y el mariscal del Aire sir Trafford L. Leigh-Mallory, comandante de las fuerzas aéreas. La flota de desembarco está al mando de los almirantes Alan C. Kirk y Philip Vian.

Las fuerzas implicadas en la operación de desembarco son enormes: 4.216 embarcaciones de desembarco (landing ships y landing crafts), 1.213 navíos de guerra, 11.590 aviones (de los cuales 3.340 son bombarderos pesados, 930 bombarderos ligeros y 4.190 cazas), y, por último, 36 divisiones anglo-estadounidenses y 13.200 soldados paracaidistas.

El plan involucraba al grueso de los ejércitos estadounidense y británico, apoyados por tropas auxiliares canadienses, francesas, polacas y de otras nacionalidades para asaltar las playas de Normandía, por medio de desembarcos anfibios. Previamente, se habían de lanzar tropas paracaidistas pertenecientes a la 101ª y 82ª División Aerotransportada estadounidense para asegurar algunos sectores en la península de Contentin. Las tropas paracaidistas británicas harían lo mismo en el valle del Odon.

De cara al desembarco se dividió el sector de Normandía en cinco playas o zonas de influencia. Las cinco playas fueron bautizadas con los nombres de Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword.

Los estadounidenses desembarcarían en las playas Utah, al Sur de Cherburgo, y Omaha, cerca del pueblo Viervielle-sur-Mer. Los británicos se ocuparían de las playas Gold, cerca de Arromanches, Juno y Sword, esta última con la ayuda de los canadienses.

La playa Sword se encontraba cerca del valle del rio Orne, entre los rios Odon y el canal de Caen. A Montgomery se le encomendó tomar la ciudad de Caen el mismo día de la invasión, pero su indecisión le hizo perder un tiempo precioso. Caen cayó dos semanas después tras cruentos combates.



La "Fortaleza Europa"

En 1942 Hitler manda construir fortificaciones costeras, la Atlantikwall (Muralla del Atlántico), una línea de defensa costera llena de grietas y mal pertrechada en amplios sectores, pero sobrevalorada por la propaganda oficial nazi, como el muro de defensa de la "Fortaleza Europa".

Rommel fue desplazado de Italia por Kesselring, se vio encargado de la misión de inspeccionar las defensas del Atlántico, y luego el mando del grupo de ejércitos B, cuyo sector se extendía desde la frontera germano-holandesa hasta la desembocadura de Loira. Su nombre constituía el segundo argumento con el que la propaganda nazi pretendía demostrar que los invasores de Europa serían arrojados al mar. Sin embargo las órdenes de Hitler estaban de acuerdo con los preceptos de Rommel: prohibición de ceder un metro de terreno, o sea, obligación de batirse a fondo en el Litoral. Una razón particular dictaba esta táctica: tras largas demoras debidas a los bombardeos Aliados, los artefactos Vergeltung, (“Venganza”), la bomba volante V-1 y el cohete V-2, iban a ser operacionales. Sus lugares de lanzamiento, cercanos a las costas del canal, debían conservarse a toda costa.

Con todo este gran preparativo, Hitler había pedido a la organización “Todt”, 15.000 puntos con cemento antes del 1 de Mayo de 1943. De 547 cañones de costa, sólo 299 estaban bajo casamata. Lamentablemente para Hitler, faltaba el tiempo y los materiales para terminar con el programa.

Para paliar el fallo del cemento, Rommel hizo un prodigioso gasto de actividad, de inmigración y de energía. La intención de Rommel era llegar a cubrir las costas del Oeste con un bosque de obstáculos que rompa con el empuje de los invasores.


En 1943 continuaron los trabajos y en 1944 Hitler ordenó acelerarlos estableciendo como zona de prioridad el paso de Calais.

Los Aliados hicieron todo tipo de maniobras de diversión para hacer creer a Hitler que la invasión se produciría en el sector de Calais, baste decir que por cada misión de bombardeo preparatorio efectuada sobre Normandía, se hacían dos sobre Calais. Hitler creía firmemente que los Aliados escogerían Calais como sector principal para la invasión, dado que era el punto en el que la distancia entre las islas británicas y el continente era menor, facilitando el transporte y defensa de las tropas y dando mayor radio de acción a los bombarderos.

El jefe supremo del frente del Oeste es el mariscal Von Rundstedt. Las costas del canal de la Mancha y del Atlántico (hasta el Loira), están defendidas por el Grupo de ejércitos B (mariscal Rommel); las demás costas (incluidas las mediterráneas), por el Grupo G (mariscal Blaskowitz). Además, Hitler confía en sus "armas secretas", ahora a punto, para aplastar a Inglaterra: las "bombas volantes", V1 y V2 (V, inicial de Vergeltung, "venganza"; también conocidas como "arma de represalia 1").

Para este entonces los ejércitos alemanes estaban formados por los mutilados ligeros, los hombres afectados por congelaciones de tercer grado, por trastornos visuales, auditivos, respiratorios, circulatorios, los cuáles serían destinados al Oeste. Toda una división, la 70 L. D., estaba compuesta por dispépticos, por los que había que darles una alimentación especial y pan de régimen. En las divisiones estáticas, la media de edad superaba los 40 años y muchos oficiales eran tuertos, mancos, con una pierna sola, quincuagenarios o sexagenarios. Esta terrible baja de los niveles físico y militar en el Oeste se debió a la terrible sangría sufrida por la Wehrmacht en el frente oriental (2.086.000 hombres fuera de combate en 1943). Un intensivo mestizaje acompañaba esta degradación de la calidad. Las contradicciones de Adolf Hitler eran asombrosas, había partido del principio de que “solo los alemanes debían llevar las armas”.
Soldado de la legión "Freies Indien"

El Día-D

Desde Marzo, el dominio del cielo por parte de los Aliados se ejercía en operaciones de intensidad extraordinaria por encima de Francia y de Bélgica. La ofensiva -prólogo evidente de la ofensiva cercana- apuntaba a poner fuera de servicio la red de comunicaciones, y en especial su instrumento más vulnerable, el ferrocarril. Frente a este desastroso panorama el estado mayor alemán trató de leer el gran plan enemigo en el plano de los bombardeos, pero éstos eran tan numerosos y dispersos que era imposible toda conclusión.

El lunes 5 de Junio, el boletín meteorológico dado por la Luftwaffe era de mar agitado, visibilidad reducida, vientos de 5 a 6 m/s y lluvia abundante, condiciones que parecían excluir las posibilidades de un desembarco.

Los primeros planeadores y paracaidistas son lanzados a las 00:15 hs cerca del puente de Bénouville, a orillas del canal de Caen (británicos) y en el Cotentin, cerca de Montebourg (estadounidenses). Tres horas después comenzó el bombardeo aéreo, y a las 05:50 hs el bombardeo naval.

Para las Divisiones Aerotransportadas, las cosas empezaron a salir mal: Los transportes, al intentar evadir el fuego antiaéreo se separaron mucho entre sí, de modo que tras el lanzamiento de los paracaidistas, éstos quedaron diseminados por toda la retaguardia enemiga. Aun así, un 70% de la fuerza pudo agruparse y entrar en acción. Los paracaidistas británicos por su parte lograron tomar los objetivos marcados y sostenerlos hasta la llegada de refuerzos.


Las primeras oleadas de infantería y los primeros carros de combate desembarcan en la costa a las 06:30 hs. en el sector estadounidense, y a las 07:30 en el sector británico.

En la playa Utah se cumplen los objetivos y en poco tiempo, las tropas desembarcadas enlazan con unidades de la 82ª División Aerotransportada.

En la playa Omaha por contra los acontecimientos se suceden de forma adversa para los estadounidenses. La 352ª División alemana se encontraba apostada en la playa y opuso una resistencia tenaz. La 1ª y 4ª Divisiones estadounidenses lucharon encarnizadamente por cada centímetro de playa.

No lograron consolidar la cabeza de puente hasta el final de la jornada, gracias a los constantes refuerzos, el fuego de la artillería naval, los bombardeos tácticos y un elevado número de bajas (se estima que algo más de 3.000 hombres).Los estadounidenses bautizaron la playa como Bloody Omaha (Sangrienta Omaha). Los las tropas británicas y canadienses tuvieron mejor suerte, pero avanzaron muy poco.

El 6 de junio por la noche, diez divisiones estadounidenses, británicas y canadienses han puesto pie entre el Orne y el Vire. Aunque no se han logrado todos los objetivos previstos y se ha conquistado muchísimo menos terreno que el esperado, se han instalado sólidas cabezas de puente en donde los siguientes días desembarcarían 250.000 hombres y 50.000 vehículos. Los alemanes efectuaron varios contraataques que fueron rechazados por el fuego naval y los bombardeos Aliados. 

Todos los jefes de los Estados ocupados refugiados en Londres lanzan mensajes de liberación. Sólo, De Gaulle, que no ha sido informado hasta el 4 de junio del plan anglo-estadounidense, no se asocia a esta ceremonia. Habla por separado en la BBC y declara:
"La batalla de Francia es la batalla de Francia... Reaparece el sol de nuestra grandeza..."
Pero no señala -sino con una alusión a las "fuerzas armadas Aliadas y francesas"- que esta liberación es obra integral de la potencia estadounidense y de la tenacidad británica.

El camino para la liberación de Europa estaba trazado. Hitler, obstinado en la idea de que el desembarco era una maniobra de diversión y que el ataque principal se produciría en Calais, ordenó contraatacar con todas las fuerzas disponibles en lugar de efectuar un repliegue ordenado de cara a estabilizar el frente.

Tácticamente, los objetivos asignados para el 6 de junio por la noche, no se habían alcanzado en ninguna parte. En el Cotentin, el terreno conquistado era la mitad de lo previsto, el establecimiento de una cabeza de puentes sobre el Merderet, había fracaso, y al sur de Saint-Mère-Église, un batallón giorgiano cortó la carretera de Cherburgo. Ante Omaha Beach, los alemanes habían acabado por ceder Colleville y Saint-Laurent-Sur-Mer, pero la penetración no superó en ninguna parte los 1.500 metros.

En el sector británico, había faltado un toque de inspiración y de audacia para que los brillantes éxitos de la mañana, se convirtieran en objetivos del fin del día. La continuidad de la cabeza de puente, no se había realizado, ni Caen ni su aeropuerto, estaban tomados. Ante Bayeux, la 56 brigada, había detenido su avance a las 20:30 hs, cuando tocaba la ciudad intacta y vacía de enemigos. Pero a pesar de esas decepciones, la jornada era una magnífica victoria. América e Inglaterra vibraban de orgullo y la Europa cautiva vibraba de esperanza. En Francia, los agitadores, corrían a las armas, cortaban las líneas telefónicas y tomaban posiciones a lo largo de las carreteras para acosar a las columnas alemanas. Los ferroviarios huían de los trenes de tropas, saboteaban las locomotoras y las agujas. 
Pointe du Hoc (Omaha Beach) Exhibiendo las cicatrices de los bombardeos
La lucha por las playas fue encarnizada, pero el 29 de Junio los aliados ya tenían en Francia 900.000 hombres, y seguían avanzando, en gran medida gracias a la colaboración de la Resistencia francesa. A pesar de los esfuerzos de los alemanes, el 25 de Agosto París fue liberada por el Ejército aliado. La conquista del resto de Francia y Europa occidental se consumó en los meses posteriores. Los aliados efectuaron otro desembarco en la costa mediterránea de Francia (Operación Anvil) como refuerzo. Ahora, lo único que separaba a los Aliados del corazón del Reich era la Línea Sigfrido y el Rhin

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