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domingo, 31 de enero de 2016

Batalla de Toba-Fushimi

Tokugawa Yoshinobu 1867
Tokugawa Yoshinobu fue el último shogún (gobernador samurai) del régimen “Tokugawa” quien entregó después del largo reino (1603-1867) el poder al emperador en 1867, lo que permitió el retorno del régimen imperial al cabo de casi siete siglos.

Yoshinobu, cuando era niño, ya tenía fama no solo por tener una inteligencia extraordinaria, sino también por estar dotado para todos tipos de artes marciales, hasta tal punto que se rumoreaba en su entorno que era la encarnación del legendario primer shogún, Tokugawa Ieyasu.

Cuando Gotô Shojirô, samurai de la región Tosa (Shikoku), vino a sugerirle la idea de “entregar el poder al emperador”(Taisei Hokan) (la idea del famosísimo samurai, Sakamoto Ryoma), Yoshinobu no tardó en entender el contenido de este mensaje aunque tramposo y decidió en seguida a llevarlo a cabo. Estaba completamente convencido de que el emperador, aunque tuviera el poder político en manos, no tardaría en contar con la familia Tokugawa que era la única fuerza capaz de gobernar al país, ya que el emperador no tenía ningún medio económico y humano para gobernar. Yoshinobu tenía razón de pensar de esta manera, pues la familia real estaba al extremo de la pobreza y llevaba una vida más que miserable después de haber sido descartada del poder durante tantos siglos.

Por aquel entonces (1867), la situación de Japón era muy tensa y confusa después de la llegada de los barcos negros (1853) con que que los americanos chantajearon para que Japón abriera sus puertas. Los samurai, como siempre sensibles al tema nacional, empezaron a preocuparse por el futuro de su país, sobre todo a la vista de lo que ya había ocurrido en los países del sur de Asia cuya mayoría ya estaba sometida al mando de los países occidentales. Con la preocupación de los samurai, se empezó a gritar el eslogan “¡Sonnô-Jôi!” (“¡Arriba, el emperador y abajo, los extranjeros!”). El movimiento con este eslogan cogió fuerza especialmente en las regiones sureñas de Japón (Choshû, Satsuma, y Tosa). Los samurai revolucionarios empezaron a acudir a Kyoto de todas partes de Japón (sobre todo de la parte sur) para reunirse y concentrarse en torno al emperador, buscando un momento oportuno para declarar “un nuevo régimen imperial” con el fin de desbancar al régimen Tokugawa.

Sin embargo, las cosas salieron muy mal para Yoshinobu. El emperador protegido y manipulado por los samurai anti-gubernamentales le exigió que devolviera todo el territorio del régimen Tokugawa al emperador, con lo que nunca podría estar de acuerdo Yoshinobu, ya que significaría el punto final de la familia Tokugawa. Yoshinobu que estaba por aquel entonces en Kyoto y Osaka para hacer frente a las fuerzas revolucionarias de los samurai, ordenó a sus militares cercar la ciudad de Kyoto donde estaban concentradas las fuerzas revolucionarias en torno del emperador.

En estos momentos, la situación política en Japón ya era insostenible para Yoshinobu, dado que la capital, Edo (actual Tokyo) fue agitada tácticamente por medio de incendios o asesinatos provocados por los agentes-samurai despachados de parte del célebre samurai, Saigo Takamori, que era el comandante en jefe de los militares-samurai de Satsuma-Han (región sureña de Kyushu).

Por fin, el 27 de enero 1868, los roces entre las dos bandas militares se convirtieron en una batalla de Toba-Fushimi (afueras de Kyoto) que determinó el futuro de Japón. La banda de Yoshinobu que disponía de 15.000 soldados perdió la batalla contra la de los revolucionarios que disponía sólo de 5.000. La banda revolucionaria hizo el buen uso del estandarte del emperador (nishiki no mihata) que era históricamente el símbolo del poder imperial, lo que conmocionó a la banda contraria, y por otra parte, disponía de cañones potentes que contribuyeron mucho a vencer a los enemigos. 

El Príncipe Imperial Yoshiaki (Komatsu Akihito), para ese entonces un adolescente de 12 años de edad que había vivido como un monje budista en el templo de Ninna-ji, fue nombrado Comandante en Jefe del Ejército Imperialista formado por Chōshū y Satsuma. A pesar de que el casi niño príncipe (un miembro de una rama de la Familia imperial japonesa que era elegible para la sucesión al trono) no tenía experiencia militar, su nombramiento meramente nominal transformaba efectivamente la alianza de Chōshū-Satsuma en un verdadero Ejército Imperial (Kangun). Se corrió la noticia de que el Emperador Meiji le había dado una espada a su pariente Yoshiaki como símbolo de su nombramiento.

Estandarte
imperial
La aparición de la bandera imperial en la primera línea de las fuerzas de Satsuma y Chōshū, y la noticia del nombramiento del Príncipe Yoshiaki, fueron un golpe psicológico devastador en la moral de las fuerzas shogunales; ya que ahora las fuerzas de Satsuma y Chōshū eran efectivamente un Ejército Imperial, y cualquier persona que disparara contra ese ejército se convertiría automáticamente en un traidor al Emperador y un rebelde contra el trono imperial. La confusión y el desorden se apoderaron de una buena parte de las filas shogunales, y muchos soldados shogunales desertaron para no convertirse en traidores al Emperador; así que la operación de guerra psicológica ejecutada por los imperialistas tuvo un gran éxito. Además, los señores en poder de los territorios colindantes no quisieron colaborar con Yoshinobu, rechazando la ayuda militar o quedando neutrales.

Durante el tercer día de la batalla ambos bandos se habían trabado en un duelo de artillería y parecían emparejados. Alrededor del mediodía apareció la bandera con el brocado imperial detrás de las líneas de Satsuma-Chōshū. Al principio, ningún bando reconoció la extraña bandera. Mensajeros tuvieron que ser enviados a los dos lados para explicar lo que era. Las fuerzas shogunales se sumieron en la confusión, y las fuerzas de Satsuma-Chōshū, con la moral más alta, blandieron sus espadas y cargaron contra las líneas shogunales. Las fuerzas shogunales intentaron un contra-ataque, pero se vieron obligadas a retirarse en desorden.

Las derrotadas tropas shogunales intentaron entrar al Castillo de Yodo (en la actual Fushimi-ku). El castillo era la residencia de Inaba Masakuni, el Daimyō del Han de Yodo (que ocupaba parte del sur de la actual Prefectura de Kioto); Inaba había sido un Daimyō leal al régimen shogunal y había ocupado el cargo de Rōjū (uno de los más altos cargos del régimen shogunal Tokugawa). Inaba se encontraba en ese momento en la ciudad de Edo. El castillo se negó a abrir sus puertas, y las tropas shogunales tuvieron que retirarse al sur.

la traición del clan Tōdō fue el golpe de gracia definitivo contra las diezmadas y desmoralizadas fuerzas shogunales. El clan Tōdō era la familia que gobernaba el Han de Tsu, y su líder para aquel entonces era Tōdō Takayuki, Daimyō de Tsu; Takayuki traicionó a la causa shogunal y se cambió de bando, uniendo sus fuerzas a las tropas imperiales de Satsuma-Chōshū. La desmoralización y el derrotismo se acrecentarón con las noticias de nuevas traiciones. Clanes hasta entonces neutrales tomaron partido por la causa de la Restauración Meiji, y muchos han occidentales unieron sus fuerzas a las tropas imperiales.

Cuando las tropas shogunales en retirada llegaron a Osaka, ya su amo, el Shōgun Yoshinobu, había huido. Otros altos cargos del régimen shogunal huyeron del Castillo Osaka y tomaron secretamente un barco a Edo. Esto fue un shock para las tropas shogunales; al verse abandonados por todos sus dirigentes, del Shōgun para abajo, su voluntad de luchar fue minada. 

Para el 31 de enero ya todo había terminado y la derrota de los shogunales era absoluta. Mientras tanto, Yoshinobu, a la vista del desarrollo de la batalla que iba en su contra, se escapó del castillo de Osaka a bordo de un barco militar, acompañado solo por unos colaboradores próximos, con rumbo a Edo (Tokyo), lo que era el preludio de su desbandada.

Tokugawa Yoshinobu deja Osaka
Ya no se trataba de mantener el régimen Tokugawa, sino más bien de cómo salvaguardar la vida del mismo Yoshinobu. Aquí apareció Katsu Kaishû, un peso importantísimo de la época, que era el ministro de la naval de Tokugawa, pero sostenía más bien el cambio del régimen. Este monstruo político se entrevistó con Saigo Takamori con el fin de salvar la vida a Yoshinobu. Se acordaron al final de esta entrevista tanto la entrega incondicional del castillo de Edo al nuevo régimen como la reclusión de Yoshinobu en Mito (alnorte de Edo).

Así se estableció el nuevo régimen de la era “Meiji”, que a partir de este momento se puso a propulsar frenéticamente la modernización y la militarización de Japón. Solo a este nuevo régimen quedaban unas batallas llamadas “Boshin Sensô” con los señores de algunas regiones resistentes, pero todas se solucionaron en un año hasta antes de finales de 1869.

Un fenómeno interesante: durante la tensión de tira y afloja entre el régimen Tokugawa y la fuerza revolucionaria, el gobierno de Francia apostó por el régimen Tokugawa apoyándole con armas, mientras que el de Inglaterra actuaba de la misma manera, en este caso con su apoyo militar apostando por la banda del emperador sostenido por los samurai revolucionarios. Esta batalla era al mismo tiempo la de los intereses entre los franceses y los ingleses.

Estandarte de Tokugawa
Yoshinobu, el último shogún (comandante del régimen de samurai), dedicó todo el resto de su vida a múltiples hobbies tales como fotografía, caza, pesca, bicicleta, microscopio, bordado, shuriken (lanzamiento de piezas aguzadas), etc... Durante el resto de su vida, casi nunca quiso hablar de su pasado.

Fue un personaje desafortunado por no haber podido usar su talento excepcional para llevar a cabo la modernización del país. Cuando llegó al puesto de shogún, curiosamente se creó una cierta esperanza en medio de los samurai revolucionarios, porque Yoshinobu les pareció un salvador para sacar adelante el país que estaba en una crisis inédita, y una razón de más, que era un ferviente defensor de la modernización del país en contra de sus precedentes.

Era un personaje también afortunado por haber salvado la vida, cosa casi imposible en los momentos de cambio de regímenes, y por haber podido aprovecharse de la vida.

En 1902 recibió, del gobierno “Meiji”, un título de conde por haber permitido la entrega pacífica del poder sin estragos. Tokugawa Yoshinobu murió el 21 de noviembre de 1913

Tokugawa Yoshinobu en sus últimos años
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domingo, 24 de enero de 2016

24 de enero de 1600 - el navegante holandés Sebald de Weert realiza el primer avistaje confirmado de las Islas Malvinas

La presencia del zorro-lobo de Malvinas, también llamado guará, sugiere que las islas fueron visitadas por yámanas originarios de la Tierra del Fuego. El guará sería el doméstico "perro de los yámanas" vuelto al estado salvaje y, por evolución en aislamiento, convertido en una especie típica. Si esta hipótesis se confirmara con el hallazgo de evidencias arqueológicas en las islas, entonces los primeros seres humanos que arribaron a Malvinas habrían sido nativos de territorios que luego integrarían la Argentina y Chile.



Sebald de Weert

El primer avistaje de las Islas Malvinas que no tiene objeciones, y que fue fehacientemente acreditado en la cartografía inmediatamente posterior, fue realizado por el Capitán holandés Sebald de Weert, quien avistara las Islas Sebaldes (parte del archipiélago de las Malvinas), razón por la que los mapas holandeses mantuvieron hasta fines del siglo XIX la denominación islas Sebald o Sebaldinas para las Malvinas.

La expedición llamada de los Cinco navíos de Rotterdam, fue equipada como las de las misma nación que se dirigieron este mismo año, 1598, a las Indias Orientales por Cabo de Buena Esperanza, bajo los auspicios de los Estados Generales de Holanda, con el doble fin -a la vez comercial y patriótico- de adquirir saqueando lo mas posible las posesiones españolas y portuguesas de las dos Indias. Se componía de cinco navíos, de los principales eran el Hoope, de 500 toneladas, bajo el mando del almirante Jacob Mahu, y el Liefde, de 300 toneladas, comandado por el vicealmirante Simon de Cordes; el Geloof, comandado antes por Gerard Van Beuningen, paso al mando de Sebald de Weert después de muerto el almirante Mahu.

El viaje fue poco afortunado. La flota salio de Goree el 27 de junio de 1598 y perdió a su almirante Mahu poco después de las islas de Cabo Verde. Conducida por Cordes, atravesó penosamente el estrecho de Magallanes y entro en el Mar del Sur en septiembre de 1599. En la costa de Chile, Cordes y veintisiete de sus compañeros que habían bajado a tierra, entre Concepcion y Valdivia, fueron asesinados por los araucanos. Aquí se dividió la flota; mientras el Hoope y el Liefde se dirigían al Japon y el yacht Blijde Bootschap hacia Valparaiso, los otros dos navíos entraron en el estrecho; pero también estos se separaron pronto; el Trauwe volvió a partir para el Mar del Sur, abandonado al Geloof que comandaba Sebald de Weert. A este último, el único que retorno a su patria, es al que debemos seguir.

Sebald nos dice que consultó con su tripulación acerca del camino a tomar, mas no oculta que se sintió feliz al ver que la mayoría prefirió el regreso hacia el Atlántico. Se hicieron, pues, a la vela hacia el este, y un poco antes de la mitad del estrecho, en la Bahía de Cordes, encontraron la flota de Van Noort, salida de Holanda casi al mismo tiempo que la de Mahu y con análogo designio. Después de algunos días de contacto, durante los cuales la comprensión no parece haber sido perfecta entre ambos jefes, cada uno prosiguió su ruta. En este momento la tripulación del Geloof no se componía mas que de 38 hombres; los restantes -o sea los dos tercios-, habían sucumbido. Los víveres comenzaban a faltar y Van Noort, acaso desprovisto también, había rehusado a de Weert un poco de galleta. Habiendo hecho provisión de pingüinos salados, salieron del estrecho el 22 de enero y continuaron su curso hacia Europa. El 24 de enero de 1600 avistó tres islas sobre latitud 50° 40' S y a 60 leguas holandesas de la costa (equivalentes a 70 leguas españolas). De Weert no intentó desembarcar pues su nave había perdido todos sus botes en la borrasca. De Veert llegó a Holanda el 14 de julio de 1600 y a partir de entonces las islas se encuentran en los mapas náuticos de ese país.


Américo Vespucio

Hay registros que citan a Américo Vespucio como el real descubridor de las islas, hecho que habría ocurrido durante un viaje, dirigido por Gonzalo Coelho al servicio de Portugal, que partiera de Lisboa en mayo del año 1501.

Estas versiones se fundamentan en los contenidos de correspondencias de la época dirigidas por Vespucio, una a Lorenzo di Pierfrancesco de Médicis, fechada en 1502 y otra a Piero Soderini, el 04 de Septiembre de 1504. No obstante estas dos cartas son traducciones, cuyos originales se perdieron.

Louis Antoine de Bougainville, primer colonizador del archipiélago, y basado en profundos estudios personales, también asevera que Vespucio fue el descubridor de las islas. Sin embargo, aún hoy se mantiene la duda sobre este hecho.


La expedición de Magallanes

La abundante cartografía existente y preparada a partir del año 1520 indica que las Malvinas fueron avistadas por miembros de la expedición de Magallanes al servicio del rey de España:

En el Circulus Antarcticus, de Pedro Reinel (1522), las islas aparecen en una posición geográfica bastante correcta, aunque sin una nomenclatura que las identifique.

En la Carta universal que contiene todo lo que se ha descubierto hasta 1529, preparada por Diego de Ribero, pueden verse dos grupos de islas ubicadas en la zona, dos de ellas, ubicadas a 49° S, son identificadas como "Sanson". En la actualización que el autor efectúa en 1533 ya no incluye a estas últimas islas.

En mapas publicados varios años más tarde por diferentes navegantes, entre otros, Islario de Alonso de Santa Cruz (1541), Juan Bautista Agnese (1536-1545), Sebastián Gabotto (1547), Darinel (1555), Diego González (1562), Bartolomé Olives (1562), Jorge Sideri (1563), Martínez (1577), José Rosacio (1580), aún continúan apareciendo las islas Sanson, aunque en todos los casos situadas más al norte y más cerca de la costa continental que las Islas Malvinas. En estas cartas las islas aparecen identificadas como San Antón, S. Antón, Sansón, Sanson ó San Son.

Existen dos versiones sobre el posible descubrimiento del archipiélago. La más difundida le atribuye el acontecimiento a Esteban Gómez, piloto de la nave San Antón o San Antonio, cuyo nombre habría dado origen a las islas. Según narraciones de la expedición, Gómez encabezó una sublevación contra Magallanes y regresó a España. Luego de arribar al puerto de Sevilla, el 06 de Mayo de 1521, Esteban Gómez fue sometido a juicio aunque no existe alguna referencia que pueda atribuirse a que las islas fueran las Malvinas.

La otra versión asigna el descubrimiento al barco Victoria, al mando de Juan Serrano, enviado por Magallanes a rastrear al San Antón en aguas del Atlántico. Estos dos barcos fueron los únicos de la expedición de circunvalación que pudieron regresar a España. En los relatos que se conservan del viaje, no se han encontrado menciones al avistaje. Buena parte de los escritos de Magallanes se han perdido y la documentación de la nave de Serrano falta por completo, por lo que existen dudas sobre la veracidad de esta versiones.

Sin embargo en 1983, el historiador uruguayo Rolando Laguarda Trías encontró un documento en la Biblioteca Nacional de París, escrito por el fraile André Thevet en Le Gran Insulaire. Vol. I, fechado en 1586, que incluye un mapa donde aparecen “Les isles de Sansón ou des Geants” (las islas de Sansón o de los Gigantes) en sorprendente concordancia geográfica con las islas Malvinas. Thevet menciona en el texto adjunto haber obtenido la posición y descripción del archipiélago de un piloto portugués miembro de la expedición de Magallanes, probablemente Álvaro de Mezquita, testigo directo del avistaje, con quien se habría entrevistado en Lisboa.


La expedición ordenada por Gutierre de Vargas y Carvajal

Fuentes españolas acreditan que una nave de la expedición comandada por fraile Francisco de Ribera, enviada por el obispo católico de Plasencia, Gutierre de Vargas y Carvajal, tomó posesión del archipiélago, para España, el 04 de febrero de 1540. Según estas fuentes, Francisco de Ribera invernó en las islas y partió de regreso a España en diciembre.

La expedición, compuesta por cuatro naves, tenía como fin la colonización de la zona del Estrecho de Magallanes y había zarpado de Sevilla en agosto de 1539. En enero, las tres naves que lograron llegar, entraron en el estrecho, donde un temporal hundió a la nave capitana y separó a los dos barcos restantes en direcciones opuestas. Una de ellas, al mando de Francisco Alonso de Camargo, continuó por el estrecho navegando luego por el canal Beagle, llegando posteriormente al Perú, tras descubrir desde el mar la isla de Chiloé.

La otra nave, cuyo Capitán, probablemente fue Gonzalo de Alvarado, siguió su rumbo hacia el Atlántico y poco después avistó dos pequeñas islas que corresponden en posición y descripción a las islas Malvinas.

La cartografía del estrecho que figura en el mapa XV del atlas Islario de Alonso de Santa Cruz, publicado poco después del retorno de esta nave a España (1541), incorpora esas dos pequeñas islas, ubicadas aproximadamente a unas sesenta leguas al este y en línea paralela al estrecho, "Al oriente del puerto de San Julián... a cincuenta y un grados de altura". Se conservan fragmentos de la bitácora de la nave, cuyo nombre verdadero se desconoce y que Goebel bautizó "Incógnita". La bitácora da además una semblanza notablemente aproximada de las Islas: por ejemplo, describe con precisión un pasto de uno o dos metros de altura que coincide con el tussok malvinense, y señala la abundancia de un pequeño cánido que podría tratarse del ya mencionado zorro-lobo.


Expediciones inglesas: John Davis

El Reino Unido sostiene que el inglés John Davis descubrió las Islas Malvinas el 14 de agosto de 1592, después de que con el barco Desire desertara de la segunda expedición corsaria de Thomas Cavendish. Sin embargo no describió ni fijó siquiera vagamente las coordenadas del presunto hallazgo: sólo ubicó a las islas en relación a la costa y al Estrecho de Magallanes. Su posicionamiento es erróneo y conduce a océano abierto. La relación del viaje fue publicada por uno de los tripulantes del Desire, John Jane, en 1600, año en que Sebald de Weert había ya regresado a Holanda; por esto y por ser una descripción muy parecida a la del Islario de Alonso de Santa Cruz, la opinión generalizada es que se trata de un fraude.

Richard Hawkins

Otra hipótesis británica afirma que el corsario inglés Richard Hawkins, al mando de la Dainty, descubrió accidentalmente las Malvinas a principios de febrero de 1594, bautizándolas como "Hawkins' Maiden Land" (Tierra de las doncellas de Hawkins), cuando el viento los llevó hacia una tierra de la que "ninguna carta hacía mención".

Su relato "Observaciones" se publicó 22 años después de su viaje y varios estudiosos lo desestimaron rotundamente, entre los que merece citarse a los historiadores ingleses Burney y Chambers. Este último interpretó que el corsario confundió las costas de la Patagónia continental septentrional, tomándolas por las de grandes islas; en efecto, Hawkins describe erróneamente al archipiélago como "una llanura de buen aspecto" de "clima templado" y afirma falsamente que estaba "habitado" y "surcado por grandes ríos". Sitúa a las islas a 60 leguas de la costa y aproximadamente a los 48° S, mucho más al norte de la ubicación real. Los mapas ingleses posteriores a este viaje y al de John Davis no registran el descubrimiento y las inexactitudes de la descripción demuestran que Hawkins no vio las Malvinas y, en consecuencia, que este antecedente es muy improbable.


William Ambrose Cowley

Otro corsario inglés, William Ambrose Cowley, quien viajaba en una expedición al Pacífico en el Bachelor's Delight, publicó en enero de 1684 un diario de viaje, en el que señala la presencia de una isla desconocida, deshabitada, a la que dio el nombre de isla Pepys, sobre la cual crecen árboles y posee ríos de agua dulce, también indica que tiene un gran puerto con capacidad para miles de naves. Le dio el nombre de Isla Pepys en honor a Samuel Pepys, secretario del Almirantazgo Británico, y fijó su posición en 47° 41' de latitud sur. El marino inglés William Dampier, compañero de viaje de Cowley, interpretó que la presunta isla era parte de las Sebaldinas. Sin embargo estas islas se hallan 230 millas náuticas al sur de la latitud mencionada.

En la ubicación reportada por Cowley sólo hay océano, por lo que se considera a Pepys como una isla fantasma que fue buscada infructuosamente por varios navegantes, entre ellos John ByronJames Cook y George Anson. Este último, en medio de una frustración creciente, se quejaba por la frivolidad con que los filibusteros daban noticias de lugares inexistentes.

El reporte de Cowley encendió el interés británico por esa región del mundo. En 1748 España logró frustrar una expedición británica para buscar la isla Pepys y reconocer las Malvinas.


John Strong

El 27 de enero de 1690, una expedición británica comandada por el Capitán John Strong en la nave HMS Welfare (o Farewell) navegó entre las dos islas principales, bautizando el pasaje como Falkland Channel (actualmente Falkland Sound o Estrecho de San Carlos), en honor de Anthony Cary, quinto vizconde de Falkland, el cual, como comisionado del Almirantazgo Británico, había financiado el viaje.

Muchos años después los británicos extendieron este nombre a todo el archipiélago. Strong había partido de Inglaterra en octubre de 1689 con destino al Pacífico. Desembarcó el día 28 de enero a fin de aprovisionar sus bodegas con focas y pingüinos. Como no hubo toma de posesión formal, reclamación de títulos ni ocupación, Goebel afirma que este desembarco no tuvo consecuencia legal alguna. Gustafson señala que en los siguientes setenta y seis años no hubo ocupación permanente de las islas y coincide con Goebel en que la expedición de Strong no acarreó ventajas legales para Inglaterra.


Jakob LeMaire

La expedición comandada por Jakob LeMaire confirmó la existencia de las islas el día 18 de enero de 1616 al reconocerlas como las Sebaldinas. Había partido de Ámsterdam con los barcos Eendracht y Hoorn, al mando de los hermanos Willem y Jan Schouten respectivamente, con el objetivo secreto de encontrar un paso alternativo al Estrecho de Magallanes.


Otras expediciones

En el período desde 1616 hasta 1764, las islas fueron reavistadas por navegantes holandeses, españoles, franceses e ingleses. A principios del siglo XVIII los franceses organizaron sucesivos viajes de exploración a las Malvinas. Mejoraron el conocimiento cartográfico del área y reconocieron su importancia como base de reaprovisionamiento para largas travesías. Como gran parte de estas expediciones partían de Saint-Maló, las islas fueron bautizadas por los marinos como Malouines.

Mapa francés de 1833
Fueron justamente los franceses los primeros en ocuparlas en forma permanente a partir de 1764. Los ocasionales desembarcos de las otras potencias se limitaron a la provisión de víveres, y fueron de duración breve.

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sábado, 23 de enero de 2016

Ernest Miller Hemingway

Ernest Miller Hemingway
Ernest Miller Hemingway nació el 21 de julio de 1899 en un suburbio de la ciudad de Chicago, Oak Park, Illinois, Estados Unidos. Fue el segundo de seis hijos del matrimonio de un insigne cantante y profesor de música de la época, Clarence Edmonds Hemingway, y Grace Hall.

A los quince años, sale de su hogar, pero regresó al poco tiempo para terminar sus estudios. En su época de colegial destacó como jugador de fútbol y como era un jovencito muy fornido, de cuerpo grande y duro, soportó durante meses las prácticas del box. Y lo tomó en serio, tanto que llegó a practicar con un profesional, pero en el medio de la pelea perdía el sentido de que era un ensayo y se lanzaba a boxear de verdad, por lo cual terminaba una y otra vez en la lona. Así resultó lesionado de un ojo para toda la vida. Al final diría: "El boxeo me enseñó a no quedarme tirado de espaldas, hay que estar preparado para atacar de nuevo..."

Justo cuando estaba por cumplir los 18 años informó a su familia que se iba de la casa, con destino a Kansas City. Una vez en esta ciudad, en 1917, intentó alistarse en el ejército en tres oportunidades pero fue rechazado por la lesión en el ojo.

Fue entonces cuando comenzó a trabajar como reportero del Star de Kansas City. A pesar de estar muy contento con su trabajo, intentó alistarse dos veces para participar en la primera guerra mundial; como no le aceptaron, marchó voluntario a la Cruz Roja Italiana como conductor de ambulancias. Quería ver mundo y luchar por la libertad.

En la guerra vivió un auténtico episodio de héroe de novela; fue gravemente herido por una bomba, pero a pesar de ello condujo al hospital a un compañero que estaba más grave. Hemingway comenzó a forjar su leyenda y retornó a Estados Unidos con varias condecoraciones. 


En 1919 regresa a su país y se casa con Hadley Richardson, antigua amiga, y vuelve al periodismo, esta vez en el Toronto Star, donde permanece un corto tiempo, pues es nombrado por la cadena Hearst corresponsal en Europa, dónde contacta con otros americanos emigrados, agrupados en torno a Gertrude Stein, y que se reunían en la casa de la Rue de Flure, 27, lugar habitual de escritores y pintores de la época: Picasso, Matisse, Scott Fitzgerald, S. Anderson y Jean Cocteau, entre otros. (Este ambiente es el que Woody Allen desarrolla parte de su película “Medianoche en París). Allí se inicia, apadrinado por Ezra Pound y Gertrude Stein, su formación de escritor.

En 1923 publicó Tres relatos y diez poemas y En este mundo, que pasaron inadvertidas. En 1926 apareció su primera novela, Aguas primaverales, y Fiesta, sobre un grupo de turistas norteamericanos en Pamplona. Instalado en su residencia de Cayo Hueso publicó Adiós a las armas (1929), una historia de amor y muerte, sobre su experiencia en la guerra.

Corría el año de 1927 y el escritor ya establecido, famoso, admirador de España, y todo lo latino, se casó con Pauline Pfeiffer, una escritora de la revista Vogue, culta, educada y amable.

Su amor por África comenzó a finales de los años 20. Sus diversos viajes dieron como fruto alguno de sus más nombrados cuentos, como Las nieves del Kilimanjaro.

Hemingway en el frente de Teruel - 1937

Durante la guerra civil española trabajó como corresponsal de guerra en Madrid y la experiencia inspiró una de sus más grandes obras, Por quién doblan las campanas (1940). Dos años antes había escrito su única obra teatral, La quinta columna (1938).

En 1941 se casa con Martha Gellhorn y se compra un yate que bautiza como "Pilar". De nuevo vuelve al periodismo lanzándose de cabeza a Europa en medio de la Segunda Guerra Mundial. Tres años después se divorcia de Martha y se encuentra con Mary Walsh, quien lo acompañara por el resto de su vida.

En 1944 fue testigo, como corresponsal, del Día D: el desembarco aliado en las playas francesas. Llegó hasta París con las tropas libertadoras.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial se instaló en Cuba y se casa con Mary Walsh, había trabajado en la isla con exilados de la Guerra Civil Española para el contraespionaje. Allí escribió El viejo y el mar, basada en la historia real de un pescador, Santiago.

En 1954 tuvo dos graves accidentes de aviación en África a donde le había llevado su insaciable ansia por conocer nuevos sitios y por cazar. El segundo de ellos estuvo a punto de causarle la muerte y nunca se recuperó completamente de él. 

Allí en África, Hemingway decidió hacer un vuelo para poder fotografiar desde el aire unas cascadas. Mala elección, ya que el avión chocó con un poste de electricidad y acabó teniendo que aterrizar de emergencia y bruscamente contra la maleza. Hemingway se golpeó la cabeza, y algún sitio más, y su esposa en aquel momento, Mary, se fracturó dos costillas.

Al día siguiente, con el objetivo de llegar hasta donde estaban los médicos que necesitaban para ser tratados de las heridas de este primer accidente de avión, los Hemingway tomaron otro. Durante la maniobra de despegue el avión explotó y las consecuencias de este segundo accidente en días consecutivos tuvieron unas consecuencias mucho peores que el primero. Hemingway sufrió quemaduras y otro golpe en la cabeza, esta vez mucho más serio y que llegó a afectar al cerebro. 

Cuando finalmente el escritor llegó a Entebbe, donde estaban los médicos, ya estaban los periodistas escribiendo la noticia de su muerte, que incluso llegó a publicarse. Incluso se le dio por muerto y el escritor pudo ver sus necrológicas. También llegó a leer opiniones post mortem sobre su persona que le afectaron notablemente.

Los académicos consideraron que era el momento de concederle el Premio Nobel de Literatura, para el cual había sido candidato el año anterior. Así sucedió que el jovencito que buscaba acción como reportero principiante 26 años atrás, terminó por recibir el honor más grande que puede recibir un escritor en vida. A eso adicionó el premio Pulitzer el mismo año.

De allí en adelante, la vida literaria de Ernest Hemingway decayó notablemente, y su cuerpo ya no aguantaba más. Aparecieron enfermedades como el carcinoma de piel, hipertensión, la vejez prematura, y con ellas la depresión.

Hemingway llegó a Cuba por primera vez en 1928, acompañado de su primera mujer, Paulina Feiffer, pero fue su tercera esposa, Martha Gelhorn, quien buscó y encontró la Finca Vigía, que Hemingway compró en 18.500 dólares, con dinero proveniente de los derechos de autor de "Por quién doblan las campanas". 


En 1960, después que Fidel Castro tomara posesión de su casa La Vigía, cambió su residencia a Idaho. Sufrió procesos depresivos graves, que le valieron ser hospitalizado dos veces, y se suicidó la mañana 2 de julio de 1961, disparándose un tiro con una escopeta. De esa manera abandonó este mundo el escritor que hizo suya la frase: "La literatura no es más que la trascripción poética de la realidad".

Desde entonces no se han detenido las ediciones de sus obras.


Sus obras

Relatos

  • Tres relatos y diez poemas (Three Stories and Ten Poems) (1923)
  • En nuestro tiempo (In Our Time) (1925)
  • Hombres sin mujeres (Men Without Women) (1927)
  • El que gana no se lleva nada (Winner take Nothing) (1933)
  • La quinta columna y los primeros cuarenta y nueve relatos (The Fifth Column and the First Forty-Nine Stories) (1938)

Novela

  • The Torrents of Spring (1926)
  • Fiesta (The Sun Also Rises) (1926)
  • Adiós a las armas (A Farewell to Arms) (1929)
  • Muerte en la tarde (Death in the Afternoon) (1932)
  • Las verdes colinas de África (Green Hills of Africa) (1935)
  • Tener o no tener (To Have and Have Not) (1937)
  • Por quién doblan las campanas (For Whom the Bell Tolls) (1940)
  • Al otro lado del río y entre los árboles (Across the River and into the Trees) (1950)
  • El viejo y el mar (The Old Man and the Sea) (1952). Premio Pulitzer en 1953.

Otras

  • Hombres en guerra (Men at War) (1942). Antología.

Obras publicadas póstumamente

  • The Wild Years (1962). Recopilación.
  • París era una fiesta (A Moveable Feast) (1964). Novela.
  • Enviado especial (By-Lines) (1967). Artículos periodísticos para el Toronto Star.
  • Islas en el golfo (Islands in the Stream) (1970). Novela.
  • The Nick Adams Stories (1972)
  • 88 Poems (1979)
  • Selected Letters (1981)

miércoles, 20 de enero de 2016

Leon Trotsky

Leon Trotsky
Lev Davidovich Bronstein, llamado Leon Trotsky o Trotski; Yanovka, Ucrania, 1877 - Coyoacán, México, 1940) fue un revolucionario ruso nacido en el seno de una familia judía de labradores propietarios. Estudió Derecho en la Universidad de Odessa y participó desde joven en la oposición clandestina contra el régimen autocrático de los zares, organizando una Liga Obrera del Sur de Rusia (1897).

Fue detenido varias veces y desterrado a Siberia; pero consiguió huir de allí en 1902 y se unió en Londres al que ya aparecía como jefe de la oposición socialdemócrata en el exilio: Lenin. Aunque discrepaba de su concepción autoritaria del partido, colaboró con él e intentó en vano reconciliar a la facción que dirigía (los bolcheviques) con la facción rival de la socialdemocracia rusa (los mencheviques).

Regresó a Rusia para participar en la Revolución de 1905 (en la cual organizó el primer sóviet o consejo revolucionario). Al fracasar la revolución, fue deportado otra vez a Siberia y nuevamente se escapó (1906). Tras recorrer medio mundo entrando en contacto con los focos de conspiradores revolucionarios, se trasladó a Rusia en cuanto estalló la Revolución de febrero de 1917, que derrocó a Nicolás II.

Abandonando su trayectoria anterior de socialista independiente (en relación con los mencheviques), puso su talento de organizador y de agitador al servicio del Partido Bolchevique y fue elegido presidente del Sóviet de Petrogrado. Este político ruso de origen judío fue una de las piezas claves de la Revolución de Octubre que sacó del poder a la dinastía Romanoff en 1917. Desempeñó un papel central en la conquista del poder por Lenin: fue el principal responsable de la toma del Palacio de Invierno por los bolcheviques, que instauró el régimen comunista en Rusia (Revolución de octubre de 1917).

Aunque Lenin ocupó la cúspide del poder, Trotski desempeñó un papel crucial en el gobierno soviético hasta la muerte de aquél. Como primer comisario de Asuntos Exteriores de la Rusia bolchevique (1917-18), negoció con los alemanes la Paz de Brest-Litovsk, que retiró al país de la Primera Guerra Mundial para responder a los deseos de paz de las masas y concentrarse en la consolidación de la Revolución. Luego fue comisario de Guerra (1918-25), cargo desde el cual organizó el Ejército Rojo en condiciones muy difíciles y derrotó en una larga guerra civil a los llamados ejércitos blancos (contrarrevolucionarios) y a sus aliados occidentales (1918-20). Su labor fue, por tanto, crucial para la supervivencia del primer Estado comunista del mundo.

Lenin le señaló como su sucesor antes de morir en 1924; pero la ambición de Stalin, que contaba con fuertes apoyos en el aparato del partido, le impidió acceder al poder. 

Trotsky acusó a Stalin de haber envenenado a Lenin. Decía que lo había hecho por medio de Genri Grigórievich Yagoda, que en esa época era agente de la Cheka, la organización de espionaje soviético que se transformó en la NKVD, de la que fue director Yagoda años después, entre 1934 y 1936 y que para lograrlo había utilizado arsénico.

Una parte importante de los datos en los que Trotsky se basaba para hacer tal afirmación eran las memorias médicas que revelaban rastros de arsénico en el cuerpo de Lenin. Y efectivamente, durante años recibió éste un tratamiento a base de arsénico y yoduro de potasio, pero no fue sino hasta muchos años después cuando se conoció la verdadera causa de la muerte de Lenin: un análisis de 2 psiquiatras y un neurólogo, publicado en la Revista Europea de Neurología, reveló que el líder soviético murió de sífilis.

No era, sin embargo, aventurada la afirmación de Trotsky. Stalin acabó con todos los que consideraba sus enemigos, reales o no, enviando sicarios a asesinarlos mediante cualquier forma posible y fue el caso del mismo Lev Davidovich Bronstein, mejor conocido como León Trotsky.

Lenin, en su lecho de muerte, advirtió a los miembros del Comité Central de su partido que no confiaran en Stalin, pero ya era tarde, éste maniobró de tal manera que logró la expulsión de Davidovich del partido, posteriormente lo exilió a Kazajstán y finalmente de la Unión Soviética, en 1929. Fue el principio del fin para el creador de la Cuarta Internacional. Once años después sería asesinado en México.

Trotski defendía la idea de la "revolución permanente" como vía de realización de los ideales marxista-leninistas (extendiendo gradualmente la Revolución a Alemania y a otros países); mientras que Stalin le opuso la concepción más conservadora de consolidar el "socialismo en un solo país". Las diferencias ideológicas, sin embargo, eran poco más que un pretexto para Stalin, que maniobró hábilmente en busca de aliados y después se deshizo de ellos (incluso físicamente); con estas maniobras consiguió apartar a Trotsky de la dirección en 1925, expulsarle del partido en 1927, deportarle a Kazajistán en 1928 y desterrarle a Turquía el 20 de enero de 1929.

Trotsky no cejó en su lucha revolucionaria, que canalizó desde el exilio escribiendo en defensa de sus ideas (obras como La revolución permanente, 1930; o la Historia de la Revolución Rusa, 1932) y encabezando una corriente comunista disidente (agrupada en la Cuarta Internacional desde 1938). 

Trotsky comenzó en Constantinopla un largo peregrinar por diversos países, que no lo aceptaban como refugiado político, fue el caso de Francia, Noruega e Inglaterra. México lo acogió y el líder soviético llegó a México el 9 de enero de 1937 donde recibió la amistad de Diego Rivera y Frida Khalo.

Stalin había dado la orden de asesinar a Trotsky al precio que fuera y Laurenti Beria, director de la agencia soviética de espionaje, la NKVD, mandó a sus hombres a la Ciudad de México para conseguirlo. El plan comenzó a ejecutarse en 1938.

El 20 de agosto de 1940, Ramón Mercader del Río realizó una visita a León Trotsky en la casa de Coyoacán con el supuesto objetivo de que le revisara un artículo que le había llevado el día anterior; mientras Trotsky leía el documento, Mercader le clavó el pico de un piolet en la cabeza. Trotsky pegó un grito desgarrador y de inmediato acudieron los guardias personales que tundieron a golpes a Mercader. León les dijo que no lo mataran, para que revelara quién lo había enviado, pero tanto él, como los demás, sabían la respuesta: Stalin.

Trotsky murió al día siguiente, a las 19:25 horas, a los 60 años de edad, en la enfermería de la Cruz Verde de las calles de Victoria, en el centro de la Ciudad de México, mientras en una habitación contigua, su asesino era atendido de las heridas que le habían inflingido tras dar el golpe con el piolet.

Tumba de Trotsky en Coyoacán, México

Mercader fue encarcelado y condenado a 20 años de prisión, que purgó en la penitenciaría de Lecumberri. Poco antes de salir fue trasladado a la prisión de Santa Martha Acatitla, de donde lo trasladaron, el 6 de mayo de 1940, al aeropuerto para volar a Checoslovaquia que, por instrucciones de la Unión Soviética, le había concedido la nacionalidad y el asilo correspondientes.

Pero Ramón no voló a Checoslovaquia, lo hizo a Cuba, donde permaneció solamente unos días; ahí se embarcó en un barco soviético que lo llevó a Riga, URSS, donde llegó tras quince días de viaje y luego fue llevado a Moscú.

Los soviéticos le dieron la Estrella de Héroe, la mayor condecoración de esa nación y se reunía frecuentemente con los españoles que habían trabajado, o lo seguían haciendo, para la NKVD, como su madre, Caridad Mercader; Dolores Ibárruri, La Pasionaria; con Santiago Carrillo, Irene Falcón, su amigo Sandoval y con su hermano, Luis.

En la URS, Mercader tenía el nombre oficial de Ramón Ivanovich López y con éste figura en uno de los muros de la NKVD y en la primera lápida de su tumba.

Su amigo, Fidel Castro le había ofrecido, durante la visita de éste a Moscú, que se fuera a vivir a Cuba, así que le envió una carta y Castro le respondió de inmediato renovando la invitación. Mercader solicitó a las autoridades soviéticas el permiso para abandonar el país y no se lo concedieron. En 1974, enfermó gravemente tras una comida con directivos de la NKVD en la que probablemente le suministraron algún tipo de veneno radiactivo, como acostumbraban y a la fecha siguen haciéndolo los soviéticos. Su hermano Luis lo trasladó a la clínica de Kúntsevo (curiosamente al lado del panteón donde actualmente están sus restos) y entonces le concedieron el permiso para dejar la URSS.

Mercader estaba casado con la mexicana Roquelia Mendoza, con la que había adoptado tres hijos, Arturo, Jorge y Laura, que ya se habían adelantado a La Habana. Fidel le dio trabajo en el Ministerio del Interior. Pero con el paso del tiempo la salud de Mercader fue empeorando. Un día, bastó que levantara el brazo para tomar su reloj y el hueso interno se le quebró. Los médicos que lo abrieron descubrieron que tenía los huesos “podridos”. Para julio de 1978 agonizaba y recibió la visita de su hermano Luis, que también gestionaba su salida de la URSS hacia España.

A mediados de octubre de 1978, Ramón Mercader del Río falleció en La Habana. 

Tumba de Mercader en Moscú

Sus cenizas fueron enterradas en Moscú, en el cementerio de Kúntsevo. La lápida provisional sólo decía: “López, R.I. (Ramón Ivanovich)”. Una segunda, vertical, fue colocada en 1987 con la leyenda: “Al héroe de la Unión Soviética Ramón López”, en ruso. La tercera y última contiene su foto y dice simplemente: “1913-1978, Ramón Mercader del Río”, en español, t "Lopez, Ramón Ivanovich", en ruso 

viernes, 15 de enero de 2016

El Museo Británico y la Piedra de Rosetta

Aunque el Museo Británico (British Museum, coloquialmente “the British”) acoge arte de todo tipo no se le considera un museo “universal” de arte como podrían ser el Louvre de París o el Hermitage de San Petersburgo, ya que su colección se centra en el arte antiguo principalmente, si bien podemos encontrar dibujos y pinturas (Goya, Durero…) así como una extensa colección etnológica.


El Museo Británico es segundo museo más visitado del mundo, acogiendo cada año alrededor de 6 millones de visitantes. Actualmente, los fondos del museo albergan aproximadamente 7 millones de objetos de los cuales se exponen alrededor 50.000, mientras que el resto están guardados por falta de espacio o en procesos de estudio o conservación. Destacan piezas como la Piedra Rosetta o los Mármoles del Partenón.

El origen del museo se remonta a 1753 cuando Sir Hans Sloane donó al estado su colección privada de más de 80.000 artículos entre los que había libros y manuscritos, cuadros de Durero y antigüedades de Grecia, Roma, Egipto, Oriente y América. Se adquirió la casa Montagu y allí se constituyó el museo, que abrió sus puertas por primera vez el 15 de enero de 1759.

Con el paso del tiempo, la colección fue aumentando con diferentes adquisiciones, como la colección del embajador británico en Nápoles Sir William Hamilton, los Mármoles del Partenón donados por el Conde de Elgin o la Biblioteca del Rey donada por Jorge IV. El crecimiento de los fondos del Museo Británico hizo que la casa Montagu se quedase pequeña, por lo que en 1845 fue demolida y en su lugar se construyó el edificio actual de estilo neoclásico, obra del arquitecto Robert Smirke.

El museo atrajo a muchos historiadores y estudiosos, publicándose en 1808 el primer catálogo de su colección. Posteriormente, se decidió escindir todo el material que albergaba para dotar de identidad propia a otras entidades: en 1887 se trasladaron al Museo de Historia Natural las piezas naturales (aunque se consideró museo independiente en 1963), y la Biblioteca Británica se constituyó como tal, independiente del British, en 1973, aunque el edificio conserva la gran Sala de Lectura.

En el año 2000 se inauguró el Gran Atrio de Isabel II (Great Court), la última gran ampliación del British, una plaza cubierta (la mayor de Europa) con techo de acero y vidrio obra de Norman Foster.


El edificio del Museo Británico

De estilo neoclásico las obras de construcción del Museo Británico culminaron en 1857 y en su fachada principal cuenta con un conjunto escultórico una obra del escultor británico Richard Westmacott.

Dividido en diferentes estancias, las últimas ampliaciones del edificio se realizaron en el año 2000, cuando se construyó el Gran Atrio de la Reina Isabel II, diseñado por el arquitecto Norman Foster, situado en el centro del museo ocupando el sitio que antes estaba destinado a la Biblioteca Británica trasladada a una nueva sede.

El Gran Atrio es la mayor plaza cubierta de Europa destacándose por su techo de cristal y acero compuesto por 1656 pares de cristales y en centro de la construcción se ha instalado una sala de lectura

El Gran Atrio

Sus departamentos:

  • Departamento de antigüedades egipcias: Donde el público puede apreciar una de las mayores colecciones del mundo entre ellas se destacan papiros, momias y sarcófagos.
  • Departamento de etnografía: Alberga y custodia variados objetos procedentes de pueblos indígenas de todo el mundo.
  • Departamento de antigüedades griegas y romanas: Con famosas obras de arte como la vasija romana de cristal conocida como Vaso Pórtland que data del siglo I, el friso del templo de Apolo de Bassae y esculturas provenientes del Mausole de Halicarnaso de Turquía.
  • Departamento de antigüedades orientales: Aquí es posible admirar colecciones de arte y arqueología islámica, oriental y en especial cerámica de la India y China.
  • Departamento de grabados y dibujos: Contiene una importante colección de arte gráfico europeo con obras desde la edad media hasta nuestros días.
  • Departamento de antigüedades asiáticas occidentales: Una excelente muestra de obras tanto mesopotámicas a partir del año 5000 a. C. hasta la llegada del Islam durante el siglo VII de nuestra era.

El objeto más visitado del Museo Británico

En 1799, mientras "cavaban" y construían posiciones defensivas cerca de Rashid (antigua Rosetta), una pequeña ciudad en las afueras de Alejandría, un soldado del ejército de Napoleón descubrió una piedra negra de basalto, de 1,18 metros de largo por 73,1 centímetros de ancho, con tres nítidas bandas de grabados.

Los primeros catorce renglones en caracteres jeroglíficos (utilizados en Egipto en los monumentos), los treinta y dos centrales en escritura demótica (una escritura simplificada y popular empleada en Egipto desde alrededor del año 1000 a..J.C.) y los cincuenta y cuatro restantes en griego.

Aunque el soldado no reconoció los jeroglíficos egipcios en la parte superior, ni la escritura demótica del centro, sí reconoció el griego antiguo de la parte inferior. En lugar de utilizar la piedra como parte de la barricada, se la dio a eruditos que viajaban con el ejército de Napoleón. Ellos se dieron cuenta de que la piedra era algún tipo de antiguo decreto real escrito tres veces, en tres idiomas diferentes. La llamaron Piedra de Rosetta y comenzaron algunos estudios. 

Poco después, en 1801, los ingleses derrotaron a los franceses, y la Piedra de Rosetta se convirtió en una posesión inglesa, como parte del tratado de Alejandría. Fue transportada a Londres en 1802, donde desde entonces ha estado en exhibición en el Museo Británico. Hasta el presente, la Piedra de Rosetta es el objeto más visitado del Museo Británico.

El texto de la piedra de Rosetta ( que reproduce un decreto de Ptolomeo V - (208- 180 a.J.C.) - sobre los honores que debían rendirse en los templos ) es especialmente valioso porque refleja el mismo contenido en tres tipos de caracteres, uno de ellos bien conocido y dominado por los estudiosos.

Jean-Francois Champollion
En 1820, después de un par de décadas de intrigas políticas y artimañas académicas, Jean Francois Champollion (un lingüista e historiador francés) y Thomas Young (un lingüista y físico inglés) unieron sus talentos para descifrar finalmente la escritura demótica y los jeroglíficos egipcios de la Piedra de Rosetta, comparándolos con el texto griego conocido. Aunque el proceso fue complicado y no sin controversias, este fue el tan importante momento de "¡Ajá!" para los egiptólogos, los arqueólogos, los lingüistas, y para los historiadores. En resumen, la Piedra de Rosetta fue el código que resolvió el misterio de los jeroglíficos egipcios. Fue la Piedra de Rosetta la que le permitió a los eruditos leer las inscripciones y relieves -los textos, tablillas, y tumbas- que finalmente proporcionaron una comprensión moderna de la antigua civilización egipcia.

Desde el s. XVII muchos investigadores habían tratado de interpretar los signos que se hallaban a la vista de todos, grabados en templos y tumbas, pero que guardaban celosamente su secreto; tanto que entre los mismos egipcios estaba extendida la superstición de que encerraban eternas maldiciones para quien intentara descifrarlos. A lo largo de los siglos, algunos de estos signos, como la serpiente, habían sido incluso mutilados para evitar su supuesto efecto maléfico.

Los jeroglíficos se usaron en Egipto entre el cuarto milenio a.C. y el siglo IV d.C.. Según Champollion "es un sistema complejo, una escritura a la vez enteramente figurada, simbólica y fonética, en un mismo texto, en una misma frase, en la misma palabra". Inicialmente había signos que representaban un objeto material y también una idea relacionada con él (un disco representaba al sol y al día). Enseguida estos ideogramas o signos-palabra sirvieron para transcribir además el valor fonético de la palabra original y poder representar así otra homófona (la palabra escarabajo tiene las mismas consonantes que el verbo convertirse "kh-p-r" ). Las vocales no se escribían: el sistema jeroglífico reproduce el esqueleto consonántico de las palabras. Un mismo signo puede representar ideas distintas y palabras diferentes pueden pronunciarse de la misma manera, por lo que las confusiones no son difíciles.



Según Champollion, la escritura jeroglífica había utilizado también, desde tiempos muy lejanos, un alfabeto fonético en el que los signos correspondían al sonido inicial de la palabra que representaban; esto era necesario para poder transcribir (aunque de forma más o menos burda) nombres extranjeros a la lengua egipcia. Champollion afirma incluso que este alfabeto fonético fue el modelo sobre el que se basaron los alfabetos de las naciones asiáticas occidentales, especialmente el hebreo, caldeo y sirio.

martes, 12 de enero de 2016

La insulina: Más de 90 años salvando vidas

La diabetes es una enfermedad metabólica que se encuentra entre las principales causas de mortalidad en los países desarrollados. En individuos sanos la insulina es una hormona que se sintetiza en el páncreas cuya función es activar la absorción de glucosa y de aminoácidos después de las comidas. No obstante en individuos que padecen diabetes está función está alterada ya sea porque la síntesis de insulina es defectuosa (tipo I o juvenil) o porque la respuesta de las células a la insulina es deficiente (tipo II o adulta). Los individuos diabéticos se caracterizan por mantener una elevada concentración de glucosa en sangre, que puede tener consecuencias nefastas de no ser tratada, como ceguera, gangrena o en última instancia, la muerte. La diabetes se conoce desde hace unos 2000 años.

La diabetes es una enfermedad ya conocida desde la antigüedad y la primera referencia a ella se encuentra en el Papiro de Ebers (1500 a.C.), y ya se aplicaba tratamiento para su principal síntoma: la poliuria.

Por parte de la medicina hindú se describe una orina pegajosa, con olor dulce, por lo que la llamaron "madhumeha" (orina de miel). S explica también que esta enfermedad habitualmente afectaba a varios miembros dentro de una misma familia. Posiblemente ésta sea la primera descripción de otra de las formas de presentación de la diabetes tipo 2, asociada en gran medida a la obesidad. Incluso se llegan a diferenciar dos formas distintas, una que se ve en niños y adolescentes y que conduce a la muerte y otra en personas de más edad.

Ya en el siglo II d.C., Areteo de Capadocia, describe la diabetes a través de síntomas urinarios "los enfermos no dejan nunca de orinar". En griego la palagra diabetes significa sifón; llama a esta enfermedad "diabetes", del griego "discurrir a través de", suponiendo que "la carne del cuerpo se eliminaba por la orina". Identifica tres síntomas más constantes: polidipsia, poliuria y el adelgazamiento, pasándole sólo relativamente inadvertido el incremento de apetito y de la ingestión de alimentos (polifagia).

Se discute si fue Areteo de Capadocia o Apolonio de Memfis quien crea el término diabetes.

Galeno interpretó que la enfermedad era consecuencia del fallo del riñón y Celso en el Imperio Romano hizo una detallada descripción de la enfermedad y fue el primero en aconsejar ejericio físico y dieta.

En la Edad Media hay pocas aportaciones aunque Avicena evaporó la orina de un diabético y vio que dejaba residuos con sabor a miel, éste hizo una descripción de las complicaciones de la diabetes.

Willis a finales del siglo XVII diferenció dos tipos de diabetes, en unas personas la orina tenia sabor dulce como la miel (mellitus) y la denominó diabetes mellitus y en otras la orina no tenía sabor y la denominó diabetes insípida.

En el siglo XIX, en 1869, Palul Langerhans descubrió en el páncreas, acumulaciones de células en formaciones de islotes, que se distinguían de las células de las glándulas excretoras. Se les denominaron islotes porque bajo el microscopio de baja resolución parecen ser pequeñas islas dentro del páncreas. Pero Langerhans solo observa unos islotes distribuidos por el páncreas con una estructura distinta de las células que producen los fermentos digestivos y cuya función es desconocida.

En 1889 Joseph Von Mering y Oscar MinkowskY extirpan el páncreas a animales para observar que ocurre en ausencia de los jugos pancreáticos y observan cómo los animales tienen mucha sed y orinan mucho. Los animales fallecen en pocas semanas y la orina es dulce, con lo que concluyen que la extirpación del páncreas produce diabetes.

Es a partir de aquí cuando la insvestigación se dirige a la sustancia que producen los islotes, es decir, se estudia la "Isletina o Insulina".

Es en 1921 cuando Frederick G. Banting y su ayudante Charles H. Best tuvieron la idea de ligar el conducto excretor pancreático de un mono, provocando la autodigestión de la glándula. Después, exprimiendo lo que quedaba de este páncreas obtuvieron un líquido que, inyectado en una cachorra diabética, conseguía reducir en dos horas una glucemia: habian descubierto la insulina. Esta cachorra es la famosa "Marjorie", primer animal que después de haberle quitado el páncreas pudo vivir varias semanas con la inyeción del extracto de Banting y Best, hasta que tuvo que ser sacrificada al acabarse el extracto.


La primera inyección

La primera inyección de insulina en humanos la recibió un joven de 14 años llamado Leonard Thompson el 11 de enero de 1922 en el Hospital de Toronto de Canada.

Es necesario alabar y decir que tras la mejoría de Leonard los científicos ofrecieron la fórmula de la insulina gratis a las compañías. En 1923 ya se podía conseguir en todo el mundo, salvando vidas, por lo que Banting y John James Rickard MacLeod recibieron el Premio Nobel de Medicina.

  
 Frederick G. Banting y John James Rickard MacLeod

Leonard murió 13 años después, como causa de una bronconeumonía, observándose en su autopsia avanzadas complicaciones diabéticas.

Actualmente toda la insulina que se encuentra en el mercado se sintetiza por técnicas de ingeniería genética, lo que permite que ya no sea un tratamiento para unos pocos sino al alcance de la mayoría de la gente, otro ejemplo de cómo la inversión en tecnología, en este caso la ingeniería genética, siempre consigue avances que revierten en el beneficio de todos.


¿Cómo actúa la insulina?

La insulina es como una llave que abre la cerradura de las puertas de las células del cuerpo para que la glucosa (azúcar en la sangre) pueda entrar y sea utilizada como energía.

Si la glucosa no puede entrar en las células, se acumula en la sangre. Si se deja sin tratamiento, la acumulación de azúcar en la sangre pueden causar complicaciones a largo plazo.
Además, cuando los niveles de azúcar alcanzan cierto nivel, los riñones tratan de eliminarla por medio de la orina, lo que quiere decir que necesitará orinar con más frecuencia. Esto puede hacer que se sienta cansado, sediento y hambriento. Puede también empezar a perder peso.

Su cuerpo empezará a formar energía de un azúcar complejo llamado glucógeno, que se almacena en el hígado y músculos. El hígado convierte el glucógeno en glucosa y lo libera en el torrente sanguíneo cuando se está en estrés o cuando se tiene mucha hambre. Cuando la insulina está presente, los músculos pueden utilizar el glucógeno como energía sin tener que liberarlo al torrente sanguíneo.

En la diabetes tipo 2, el hígado libera mucha glucosa, especialmente en la noche (cuando el hígado normalmente libera glucosa), resultando en un aumento en los niveles de glucosa sanguínea en la mañana. Las inyecciones de insulina ayudan a utilizar esa azúcar liberada por el hígado por la noche y a mantener los niveles de glucosa normales en la mañana. Los carbohidratos se transforman en glucosa, que es el combustible que da energía al cuerpo. La función más importante de la insulina es ayudar a que las células utilicen la glucosa para crear energía.

Cuando se ha estado enfermo, después de un accidente o de una cirugía, la insulina ayuda a cicatrizar o curar, llevando los aminoácidos (el material para formar los músculos) a sus músculos. Los aminoácidos reparan el daño muscular y ayudan al músculo a recuperar su tamaño y su fuerza. Si no hay suficiente insulina en el cuerpo cuando los músculos sufren un accidente, los aminoácidos no podrán cumplir su función y los músculos empezarán a debilitarse.

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sábado, 9 de enero de 2016

Henry G. Moseley. Caído en acción

Los estudiantes de ciencias de todo el mundo están familiarizados con la tabla periódica moderna, que organiza los elementos químicos en función de sus propiedades y números atómicos. Las versiones anteriores, sin embargo, siguieron una organización mucho más flexible. En 1789, por ejemplo, Antoine Lavoisier agrupó su lista de 33 elementos en los gases, los metales, tierras, y no metales. Pero los químicos anhelaban un esquema de clasificación que evidenciara una mayor precisión. 

Dmitri Mendeleev proporciona un mejor marco en 1869 con su precursor de nuestra tabla periódica moderna de los elementos, la organización de acuerdo a la secuencia de masas atómicas. Pero había problemas con la forma en que él eligió para ordenar los elementos en su mesa. Por ejemplo, Mendeleev asignado los números atómicos 27 y 28, respectivamente, con el cobalto y el níquel, en base a sus propiedades físicas y químicas, a pesar de que el cobalto tenía un peso atómico ligeramente superior y técnicamente debería haber seguido al níquel. Fue un salto intuitivo: Mendeleev basó su decisión en las propiedades físicas de los dos elementos químicos .

También hubo irregularidades en la ubicación de argón y potasio, así como el posicionamiento de los elementos de tierras raras. Cuando los químicos descubrieron la existencia de isótopos químicos, se dieron cuenta de que el peso atómico no era el criterio óptimo para ordenar la tabla periódica. Un joven físico británico llamado Henry Moseley les proporcionaría un esquema de clasificación más científicamente rigurosa. 

Henry Moseley
Moseley nació en 1887 en Dorset, Inglaterra. Su padre fue Henry Nottidge Moseley, un biólogo y profesor de la Universidad de Oxford, y su madre era hija del biólogo John Gwyn-Jeffreys. Tan temprano interés del niño en zoología era algo natural, al igual que su destreza académica. Fue un estudiante estelar en los Campos de la Escuela de Verano y recibió una beca para estudiar en Eton. Luego obtuvo un título de licenciatura en el Trinity College de Oxford en 1910, antes de unirse al laboratorio de Ernest Rutherford en la Universidad de Manchester. Inicialmente llevó a cabo demostraciones de física y trabajó como asistente de enseñanza, pero pronto dejó la enseñanza para trabajar como asistente de investigación. 

Al principio, Moseley  se dedicó a la mejora de la espectrometría de rayos X, que había sido introducido recientemente. El espectrómetro consistía en un tubo de vidrio al vacío en el que los electrones se disparan a blancos metálicos, con el propósito de generar líneas espectrales fotográficas sobre película adjunta en el exterior del tubo de vacío. En el proceso, descubrió una relación matemática precisa entre líneas bien definidas en el espectro de rayos x de un elemento y su número atómico. Hoy en día conocemos esto como la ley de Moseley. 

Así que los números atómicos de los elementos no eran tan arbitraria como químicos y físicos pensaban originalmente. El trabajo de Moseley proporcionó una base experimental sólida para las intuiciones anteriores de Mendeleev, lo que resulta en un posicionamiento más preciso de los elementos dentro de la tabla periódica. 

De hecho, Moseley fue capaz de utilizar esta relación matemática para identificar correctamente las deficiencias en la tabla periódica, fue posible predecir la existencia elementos con números atómicos 43, 61, 72, y 75. Todos estos elementos fueron posteriormente descubiertos: dos elementos sintéticos radiactivos (tecnecio y prometio), -ambos creados en los reactores nucleares-y dos elementos de origen natural, hafnio y renio. (Cabe señalar que Mendeleev también predijo el elemento faltante que hoy conocemos como el tecnecio, 50 años antes.) El trabajo de Moseley estableció también que había sólo 15 miembros en la serie de los lantánidos de elementos de tierras raras. 


En 1914, Moseley dejó laboratorio Manchester de Rutherford, pensando en volver a Oxford para continuar con su investigación de la física, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial puso una llave en esos planes. En lugar de ello, se alistó en los ingenieros reales del ejército británico, sirviendo como oficial técnico de las comunicaciones durante el mes que duró la batalla de Gallipoli en Turquía. 

El 10 de agosto de 1915, Moseley estaba en medio de su tarea militar cuando la bala de un francotirador le alcanzó en la cabeza y lo mató a la edad de 27 años.  Teniendo en cuenta todo lo que había logrado tan joven, Isaac Asimov señaló que la muerte de Moseley "fue la muerte individual más costosa para la especie humana en general entre todos los millones de personas que murieron en aquella guerra”  De hecho, a causa de ello, el gobierno británico estableció una nueva política de restricción de los científicos más prominentes del país de participar en misiones de combate activo. 

Asimov también especuló que, de haber vivido, Moseley bien podría haber ganado el Premio Nobel del año siguiente. Ciertamente, la tendencia de los Premios Nobel en física en el momento parecía favorecer el trabajo relacionado con la investigación de Moseley. El comité eligió la difracción de rayos X de cristal en 1914, y el primer uso de la espectroscopia de rayos X para el estudio de la estructura cristalina en 1915, mientras que el premio de 1917 premió el trabajo realizado para determinar las frecuencias de rayos-x emitidas por diferentes elementos. (No hubo premios otorgados en la física o la química en 1916.) 

El trabajo de Moseley fue sin duda en un nivel comparable, y también proporcionó datos experimentales sólidas en apoyo del modelo de Rutherford del átomo, más tarde perfeccionado por Niels Bohr. Es fácil olvidar que este modelo-que sostenía que el núcleo atómico contiene cargas nucleares positivas igual a su número atómico en la tabla periódica, no fue inmediatamente aceptado por la comunidad científica, Bohr observó en 1962: "No podemos entender hoy en día, pero no había ninguna mención de ella en cualquier lugar. El gran cambio se produjo a partir de Moseley". 

¿Quién sabe lo que el científico talentoso joven no podría haber llegado a lograr si hubiera sobrevivido a la guerra?