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jueves, 19 de noviembre de 2015

19 de noviembre de 2002 - El petrolero "Prestige" se hunde provocando un desastre ecológico

El 19 de noviembre de 2002 el Prestige, un petrolero procedente de San Petesburgo que transportaba una carga de 77.000 toneladas de fuel ruso, se partió en dos frente a las costas gallegas. 

El Prestige era un buque monocasco fabricado en Japón, que transportaba 77.000 toneladas de fuel (un combustible pesado, usado para las calderas, altamente contaminante) desde San Petersburgo (Rusia) a Gibraltar. En el momento de su hundimiento tenía 26 años de antigüedad y le quedaban apenas dos años y medio para ser retirado de la circulación ya que la normativa europea obliga a los barcos a navegar por aguas comunitarias con doble casco. No pasaba ningún control desde el año 1999. El petrolero tenía bandera de las Bahamas, pero su dueño era liberiano (Mare Shipping), su armador era griego (Universe Maritime), disponía de un certificado estadounidense para navegar (ABS), lo había fletado una sociedad suiza (Crown Ressources), estaba asegurado por una compañía británica (The London Steamship Owners) y navegaba bajo el mando de un capitán griego (Apostolos Mangouras) y tripulación asiática. El 13 de noviembre de 2002, durante un fuerte temporal frente a la Costa da Morte, el buque sufrió una vía de agua y comenzó a soltar fuel. 


La catástrofe empezó casi una semana antes de que el último pedazo del barco acabase hundido en el mar. El trece de noviembre el Prestige avisó a Salvamento Marítimo porque estaba en peligro de hundirse a 28 millas al oeste del cabo de Finisterre. El petrolero tenía una vía de agua y se encontraba en medio de un fuerte temporal, por lo que se iniciaron las medidas de rescate y los tripulantes fueron trasladados a Vigo y A Coruña. Los marineros aseguraron que el buque "chocó con algún objeto que abrió una vía de agua en el casco". Cuando el barco quedó a la deriva ya se observaba una gran mancha de combustible a su alrededor pero el mensaje gubernamental parecía tranquilizador y culpaba a Gibraltar por la falta de inspección del petrolero.


Francisco Álvarez Cascos, entonces ministro de Fomento bajo el gobierno de José María Aznar, ordena que el buque se envíe "al quinto pino" y se adentre en el mar lo más posible. Tras seis días de rumbo errático —en esos días recorre 243 millas (437 kilómetros), primero hacia el norte y después es remolcado hasta el sur— el buque se parte por la mitad el 19 de noviembre, a 250 kilómetros de la costa gallega. La corriente de Navidad pilla de lleno al petrolero, esparciendo su vertido por toda la costa desde la desembocadura del Miño hasta la costa suroeste francesa. El desastre medioambiental adquiere proporciones gigantescas. 


¿Cuáles fueron las consecuencias del desastre? Cerca de 63.000 toneladas de fuel quedaron desparramados por la costa. El 'chapapote' inundó playas paradisíacas y obligó a prohibir la pesca durante meses en casi 1.000 kilómetros de litoral. 


Las Cámaras de Comercio cifran las pérdidas en 1.400 millones de euros. Durante los nueve primeros meses posteriores al desastre se recogen más de 23.000 aves llenas de petróleo (17.000 de ellas muertas), según un informe de la organización SEO/BidLife. Un informe pericial de la Fiscalía cuantifica en 3.862,42 millones el impacto ambiental y económico en el Estado español.


Como parecía imposible mantenerlo a flote la decisión del Gobierno fue la de trasladarlo mar adentro para reducir los daños ecológicos y, de este modo, se situó el buque en aguas de competencia portuguesa. Más tarde se debatió sobre si el Ejecutivo acertó al dirigir el buque hacia alta mar en lugar de acercarlo a un puerto y trasvasar allí el petróleo de sus bodegas. Alejar el barco de la costa hizo pensar que los vientos y las corrientes podían llevar los vertidos hacia el interior del océano y no hacia tierra y que si se hundía, como ocurrió, gran parte del combustible quedaría almacenado en sus tanques. Pero, el hundimiento del petrolero, hecho al que el propio presidente de la Xunta, Manuel Fraga, restó importancia, se convirtió en una gran tragedia, tanto ecológica como económica.


El presidente del Gobierno, José María Aznar, prefirió no aparecer por Galicia hasta pasado un mes de que el Prestige se hundiera y, durante su visita afirmó que no bajaba a las playas porque "no quería molestar a los que limpiaban". Antes de acudir a la costa gallega, el presidente apareció en la televisión pública donde, utilizando un tono de humildad, asumió que el Gobierno pudo "cometer equivocaciones" y "llegar tarde". También prometió, "no escatimar recursos". El Gobierno y la Xunta aprobaron destinar una serie de ayudas a más de 4.500 personas del sector pesquero gallego. Se esperaba que estas prestaciones superasen sólo los cinco millones. Más tarde, el Gobierno decidió ampliar las ayudas a las personas afectadas de las Comunidades Autónomas de Asturias, Cantabria y el País Vasco. Aznar, durante su visita al litoral gallego, indicó que se destinarían 265 millones de euros de los fondos comunitarios (FEDER).


Fraga visitó la zona afectada por los vertidos ocho días después de que se iniciara el desastre y aseguró que la situación estaba bajo control. Con tono irónico, se refirió a su baño en Palomares y dijo que en esta ocasión no se metía en el mar por miedo a constiparse. También anunció que la Xunta había reservado 60 millones de euros de los presupuestos de 2003 para aminorar los daños causados por el Prestige. Asimismo, durante la primera semana de diciembre, El rey Juan Carlos se acercó a las playas inundadas de fuel para hacer un llamamiento: "Todos tenemos que ayudar -afirmó durante su visita- y vosotros -sugirió, refiriéndose a los periodistas- no hagáis fotos demagógicas".

Antes de hundirse, el buque fue vertiendo petróleo en las playas a medida que se abrían grietas y algunos pescadores, como los percebeiros, ya temían las consecuencias.

Según el portavoz del Bloque Nacionalista Galego (BNG) en el Congreso, Francisco Rodríguez, se calculan 126.000 afectados, sólo en el sector pesquero. Son cifras que, en el conjunto de las actividades económicas de Galicia, sobrepasan el 10% del PIB de esta comunidad. La pesca es el segundo sector exportador de Galicia y, según el portavoz de BNG, podemos hablar de 18.000 afectados. Pero el sector de la pesca no es el único afectado por la crisis del Prestige. Otros ámbitos económicos, como el turismo, el sector conservero o la construcción, sufrieron también las repercusiones del hundimiento del petrolero.

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