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martes, 13 de enero de 2015

Los tratados de Límites entre Portugal y España de Tordesillas (1494) y Madrid (1750)

La división de las colonias pertenecientes a España y a Portugal en América del Sur genero polémicas que acabaron en altercados y disturbios durante gran parte de la colonial. El Tratado de Tordesillas, oficialmente demarcador de las fronteras entre España y Portugal, nunca consiguió ser totalmente respetada, siendo por tanto sustituida por el Tratado de Madrid, firmado en la capital española el 13 de enero del año 1750, entre los reinos de España y Portugal. Este tratado se convirtió en responsable de determinar los límites entre las dos colonias sudamericanas, acabando definitivamente con las contiendas hispano-lusitanas.

El precedente del Tratado de Tordesillas, fue el Tratado de Alcaçovas, firmado en 1479 entre las coronas castellana y portuguesa. En dicho tratado no sólo se ponía fin a la guerra de sucesión provocada tras la muerte del rey Enrique IV por el trono castellano entre Isabel La Católica y Juana la beltraneja, sino que además se repartían los derechos de navegación y conquista del Océano Atlántico. Según este tratado, el reino de Castilla, así como las Islas Canarias, serían para Isabel y Fernando, mientras que Madeira, Porto Santo, las Azores y las Islas de Cabo Verde, así como el derecho de conquista del reino de Fez y el derecho de navegación al sur del paralelo de las Canarias, serían para Portugal.

Múltiples incidentes ponen continuamente en peligro la paz conseguida en Alcaçobas. Los problemas se intensifican cuando Juan II de Portugal, tras recibir a Cristóbal Colón en Valparaíso, en 1493, al regreso victorioso de su primer viaje, le advierte que si las tierras que acababa de descubrir se hallaban al sur del paralelo de las Canarias, pertenecían, según lo estipulado en el Tratado de Alcaçobas, a Portugal.

El conflicto había estallado entre ambas potencias. Los portugueses pretenden que el paralelo de las Canarias sirva de límite a las conquistas de ambos reinos. Los Reyes Católicos rechazan esta pretensión y tratan de conseguir que Juan II se quede con África y deje para los castellanos las nuevas tierras descubiertas. Este intento por parte de los Reyes castellanos, se concreta en la promulgación por el Papa Alejandro VI de tres bulas en 1493: la "I Inter Caeteras" se establece que todas las tierras descubiertas por Colón y las que posteriormente se descubran serán para Castilla; en la "II Inter Caeteras" se modifica el sentido de la primera y se fija una línea a 100 leguas al oeste de las Azores y Cabo Verde que define el dominio marítimo y terrestre de Castilla; en la tercera bula, "Eximiae devotiones" no se menciona para nada la segunda y se ratifica lo señalado en la primera, ampliando los dominios asignados a los castellanos. 

La firmeza de Juan II al rechazar estas soluciones, así como el deseo sincero de ambos reinos de no reiniciar una nueva guerra, unida a la incertidumbre de los Reyes Católicos ante los secretos del Océano y la amenaza de Carlos VIII de Francia contra el Papa, motivaron una larga serie de contactos y negociaciones que se materializaron en 1494 en Tordesillas.

Los Tratados de Tordesillas 

El día 7 de junio de 1494, en la villa de Tordesillas, Castilla y Portugal firman un tratado que dividía el océano Atlántico por medio de una raya trazada de polo a polo, 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, quedando el hemisferio oriental para la Corona de Portugal y el hemisferio occidental para la Corona de Castilla.

De esta forma los Reyes Católicos y el rey Juan II de Portugal se ponen de acuerdo sobre qué conquistas podrán realizar ambos estados en relación con el mundo recién descubierto.

Este tratado de partición oceánica presenta la gran novedad de que por primera vez se establece una frontera que divide tanto el mar como la tierra, suponiendo además una nueva concepción de división territorial que va a determinar la actual configuración de América del Sur.

Este mismo día, y también en Tordesillas, ambas potencias firman otro tratado que resuelve todos los litigios que, desde tiempo atrás vienen manteniendo ambos reinos acerca de los espacios e intereses africanos y que justifican y complementa al tratado oceánico. En el tratado africano, portugueses y castellanos dividen el reino de Fez para futuras conquistas y regulan los derechos de pesca y navegación por las costa atlántica africana, asegurándose los castellanos los territorios de Melilla y Cazaza y la pesca hasta el cabo de Bojador, así como las operaciones de asalto a esos territorios, desde Bojador hasta el Río de Oro. El pacto africano tendrá para Castilla un valor extraordinario ya que hacía apenas dos años que los Reyes Católicos habían concluido la Reconquista, con la anexión de Granda y ese acuerdo con Portugal, delimitaba la zona de futura conquista y expansión del cristianismo hispano frente al Islam en el norte de África, objetivo prioritario de la monarquía española.

Acuerdos del Tratado de Madrid (1750)

El Tratado de Madrid fue preparado cuidadosamente a partir de los Mapas de las Cortes, favoreciendo a las colonias portuguesas en perjuicio de las derechos españoles señalados en el Tratado de Tordesillas del año 1494. Los diplomáticos portugueses eran mucho más expertos y se basaron sus derechos en el principio romano del Uti Possidetis (como poseías [de acuerdo al derecho], poseerás) para definir como se daría la división territorial. Por el Uti Possidetis la tierra en cuestión debería ser ocupada por aquellos que ya se encontraban establecidos en ella. De esta forma los portugueses se apropiarían del gran territorio que hoy en dia es Brasil.

El Tratado de Madrid estableció que el límite de la frontera entre los dominios españoles y portugueses se darían a partir del punto medio entre la desembocadura del rio Madeira y la desembocadura del rio Mamoré, siempre siguiendo en linea recta hasta visualizar el margen del rio río Yavarí (en portugués "rio Javari").

Por este tratado Portugal fue obligado a ceder la Colonia de Sacramento y el estuario de la Plata, pero en compensación recibiría los actuales estados de Santa Catarina y Rio Grande del Sur, grandes áreas altas en la región alta de Paraguay y algunas extensiones de tierras abandonadas, también adquiridas a través de las negociaciones.

El Tratado de Madrid establecía que la paz siempre reinaría entre las colonias, incluso hasta cuando las metrópolis estuviesen envueltas en guerra entre sí. Este tratado modificaría las estructuras del Brasil: La capital brasileña seria transferida de Salvador de Bahía hacia Rio de Janeiro; la posesión de la amazonia seria cedida a la colonia de Brasil y el río Uruguay sería luego la frontera entre Brasil y la Argentina.

El Tratado de Madrid fue importante para los portugueses porque legalmente definía y ampliaba los territorios coloniales de Portugal en América, que serían luego heredados a la República de Brasil.




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