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viernes, 23 de octubre de 2015

23 de octubre de 2002 - Termina el secuestro del teatro Dubrovka de Moscú

Eran las cinco y media de la madrugada de un día como hoy hace doce años cuando algunos rehenes vieron un gas gris avanzar lentamente hacia ellos desde el techo. Era el principio del fin de uno de los secuestros más difíciles que ha tenido que afrontar un Gobierno.

Las víctimas civiles de la toma del teatro Dubrovka de Moscú en octubre 2002 no olvidan las 57 horas de secuestro y algunos no perdonan al Gobierno ruso por la discutible operación de rescate y la chapucera evacuación de los heridos, casi todos víctimas de intoxicación. Los 'daños colaterales' finalmente se cifraron 130 muertos, algunos de ellos niños. Ningún terrorista sobrevivió, según las autoridades rusas.

Vladimir Putin, que apenas llevaba dos años en la presidencia, no había vivido una pesadilla similar en el cargo. Un grupo de medio centenar de terroristas separatistas chechenos capturaron el 23 de octubre a los cerca de 850 espectadores que asistían al musical 'Nord-Ost' y también a los artistas. Exigían el fin de la guerra en Chechenia y la retirada de las tropas rusas: dos demandas que el Kremlin se negó a estudiar, pese a que muy pronto ambas partes tuvieron claro que la crisis difícilmente podría tener una solución incruenta.


Durante el secuestro algunos de los terroristas les ofrecieron a los rehenes con los que habían cogido más confianza un papel con una frase escrita en árabe. Si la recitaban antes de morir, serían considerados musulmanes por Alá y lograrían la salvación: "No hay otro Dios que Alá", decía la plegaria. En ese momento las fuerzas antiterroristas de élite ya estaban ensayando un asalto en un teatro idéntico al Dubrovka.

Vladimir Putin, dejando una ofrenda floral en el monumento que recuerda a las víctimas del teatro Dubrovka, en 2003

Frente a la lógica militar aplicada entonces por el presidente y lo espectacular de la irrupción de las fuerzas especiales se impone estos días el recuerdo de los nombres y las caras de los inocentes que no salieron vivos del teatro. Es el caso de Nina Milovidova, de 14 años. Había acudido a ver el musical 'Nord-Ost' con su hermana Elena, de 12. La pequeña fue liberada por los terroristas, pero la mayor murió intoxicada por el gas. Su padre Dimitry Milovidov, se quejaba de que fue "arrojada en un autobús junto con los demás en lugar de ser atendida en una ambulancia".

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