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sábado, 19 de diciembre de 2015

19 de diciembre de 1946 - 30.000 soldados Viet Minh bajo el mando de Ho Chi Minh atacan posiciones francesas en Hanoi, Vietnam, dando inicio a tres décadas de guerra en Indochina.

Indochina era la región más rica y hermosa del Imperio colonial francés. Ocupaba solamente el 6 por 100 de su superficie global; sin embargo, con sus veinticuatro millones de habitantes representaba aproximadamente un tercio de la población del Imperio. Los annamitas -vietnamitas- constituían la mayor parte de la población. Inteligentes, laboriosos y tenaces, eran también herederos de una larga historia y de una civilización hondamente marcada por la influencia china. 

Bajo la autoridad de un gobernador general directamente dependiente de París, Indochina se componía de cinco territorios: una colonia, Cochinchina, al sur; una semicolonia, Tonkín, al norte, y tres protectorados: Annam, Camboya y Laos. Pero la mayoría de las provincias de Laos eran administradas directamente.
Desde 1920 se insistió en que el Komintern pretendía sublevar las colonias contra Francia para debilitar a Occidente. Se consideraba a los comunistas como los principales enemigos del régimen colonial. En la misma Francia, la izquierda -socialistas y comunistas- denunciaba la explotación de la población indochina y las violaciones de derechos humanos imputables a la Administración colonial. 

Una Administración francesa todopoderosa, secundada por auxiliares generalmente mediocres, presidía un desarrollo económico que favorecía, en primer término, los intereses franceses metropolitanos y locales. Las condiciones de trabajo eran duras y la explotación, sin duda más que descontrolada. 

La omnipresente Policía política, la Súreté, mantenía sumiso y callado al pueblo vietnamita. Era sospechoso quien formulase la más mínima oposición. Sometida a censura la prensa indígena, quedaban reservadas las libertades democráticas para los ciudadanos. Es decir, la exigua minoría de cinco mil funcionarios y ocho mil colonos blancos que tenían el poder. Esta sociedad colonial, en la que participaban de algún modo tres mil annamitas nacionalizados, bloqueó siempre el desarrollo político: en ocho décadas, no se celebraron unas elecciones libres donde contendieran los auténticos representantes de la opinión vietnamita. Todos los dirigentes indígenas eran seleccionados e impuestos por los franceses y no se consentían expresiones de nacionalismo. El régimen colonial no admitía válvula de escape alguna. La aversión de Administración y colonos a las reformas fue constante. 

Al revés de lo que ocurrió en India con los ingleses o en Filipinas con los norteamericanos, ninguna perspectiva de cambio o de evolución política se abrió. Nunca se habló de autogobierno para los vietnamitas; cuanto más, de asociados, llegado el momento, a la Administración francesa de su país. Por eso, solamente en la clandestinidad, y con grandes dificultades, pudieron desarrollarse las fuerzas de la oposición. Fueron las dos principales el Partido Nacional Vietnamita (Vietnam Quoc Dan Danv, partido nacionalista, inspirado en modelos chinos y japoneses, y el Partido Comunista, fundado en 1930 por Nguyen Ai Quoc. La represión y el modo de enfrentarse a ésta hicieron del Partido Comunista el amo de la clandestinidad y la fuerza política autóctona más importante. 

La administración vichysta del almirante Decoux procuró aguantar el conflicto mundial con el mínimo desgaste y sin provocar a Japón. Para los gaullistas, se trataba de saber cuándo reintegrar a Indochina en la guerra a fin de participar en la victoria sobre Japón. Tanto gaullistas como vichystas creían contar con la fidelidad de los indochinos. La metrópoli no sospechaba un cambio político en el país y únicamente tenía temor de un ataque nipón o de los aliados anglosajones. El ataque se produjo el 9 de marzo de 1945: antes de que fueran removidas las autoridades francesas, en una sola noche, el Ejército nipón se apresuró a tomar el poder en Indochina. 

París interpretó el hecho como el último coletazo previo a la derrota final y confió en recuperar la soberanía tras la victoria aliada. Celebraría entonces la lealtad e inquebrantable adhesión de los indochinos a la Madre Patria. 

Para estimular a la población de la colonia, el Gobierno francés de Charles de Gaulle anunció el 24 de marzo de 1945 un nuevo estatuto para la Indochina liberada: cada uno de los países de la Federación Indochina sería autónomo y Francia ejercería de árbitro entre ellos. El Alto Comisario francés dirigiría el Gobierno Federal, que estaba controlado por una asamblea elegida. Francia conservaría la responsabilidad en materia de defensa, relaciones exteriores, economía y acuñación de moneda. 

Sin embargo, ya desde el día 9 de marzo de 1945, Indochina sabía vivir sin los franceses. El 11, Bao Dai, emperador de Annam, denunciaba los tratados que ligaban a Vietnam con Francia y reclamaba la independencia. Al día siguiente le secundaba Nodorom Sihanouk, el rey de Camboya. 

Se constituía con nativos un Gobierno vietnamita que reformaba la enseñanza, atacaba el mandarinato y reunificaba el país en el mes de agosto, dando la impresión, quizá falsa, de que la etapa francesa había concluido. 

Ho Chi Minh
Huyendo de la represión francesa, los comunistas vietnamitas habían Creado en mayo de 1941, en la región limítrofe de China, el Vietminh (liga para la independencia de Vietnam = Viet-Nam Doc-Lap Dong-Minh). Lo encabezó con el nombre de Ho Chi-minh (No era su verdadero nombre, pero la clandestinidad en que vivió siempre, le obligó utilizar innumerables apodos para escapar de la persecución policial. El nombre de Ho Chí Minh significaba “el que ilumina”), Nguyen Ai Quoc, que había regresado de la hoy extinta Unión Soviética, donde vivía desde 1940.

En un momento dado, los comunistas se presentaron como la única fuerza capaz de actuar sobre el terreno, adelantándose a los nacionalistas pro Japón o pro China y sorprendiendo a franceses, japoneses y aliados. Una semana después de la explosión de la bomba atómica en Hiroshima, Ho Chi-minh ordenó la insurrección a las organizaciones del partido. El Vietminh se adueñó de Hanoi el 19 de agosto y, siete días más tarde, de todo el país, hasta la entonces Saigón. 

El Vietminh aprovechó el desconcierto general y el vacío de poder subsiguiente a la capitulación nipona para obtener la abdicación del emperador, formar un Gobierno provisional y proclamar el 2 de septiembre de 1945 la independencia de Vietnam, convertida en República Democrática de Vietnam (RDVN). Este importantísimo hecho consumado no ocupó demasiado espacio en la prensa francesa. De Gaulle había recibido seguridades de Estados Unidos, Gran Bretaña y China de que la soberanía francesa en Indochina era incontestable. 

Con el derecho a su favor, Francia juzgó la revuelta una maniobra de última hora de extremistas nipones y agitadores annamitas a sueldo, y gracias a la ayuda americana consiguió llevar tropas a Indochina a fines de octubre. Entre tanto, la tarea de desarmar a los japoneses vencidos era confiada en la conferencia de Potsdam a chinos y británicos. Aquéllos al norte y éstos al sur del paralelo 16.
Tropas francesas en Indochina
Animada por el éxito militar, Francia puso en práctica su declaración del 24 de marzo: por mediación de su alto comisario Thierry DArgenlieu, concedió autonomía a la Camboya de Sihanouk en enero de 1946 y un nuevo estatuto político a Cochinchina, principal base económica por su arroz, caucho y comercio.  Simultáneamente, se negó a aceptar el hecho consumado de Hanoi. Pretendía implantar su soberanía y después negociar, mostrándose liberal. 

Para volver al norte, recurrió a la diplomacia. Por un tratado firmado el 28 de febrero de 1946 con la China de Chiang Kai-chek, prometió ventajas económicas a Tonkín a cambio de que las tropas francesas sustituyeran a las chinas. Los chinos aceptaron, siempre y cuando los franceses se pusieran de acuerdo con el Gobierno de Hanoi. 

Ante la presión china y los saqueos realizados por el Kuomintang, el Gobierno de Hanoi comprendió que no había otra manera de deshacerse de los chinos que negociando con los franceses. Como éstos parecían dispuestos a efectuar concesiones, se veía posible el acuerdo. La RDVN descubría las ventajas de apostar por la Francia democrática y su Gobierno de demócratas-cristianos, socialistas y comunistas. El Vietminh, pues, esperaba conseguir unos amigos. 

El 6 de marzo de 1946, Ho Chi-minh pactó con el representante galo J. Sainteny: la RDVN aceptaba el relevo de tropas chinas por francesas a cambio de que Francia reconociera a la República de Vietnam como un Estado libre que formaba parte de la Federación Indochina y de la Unión Francesa. 

Acerca de la unidad de Vietnam, es decir, la suerte de Cochinchina, Francia se comprometía a respetar la voluntad popular expresada en referéndum. En Cochinchina cesarían las hostilidades y París y Hanoi negociarían el estatuto definitivo de Vietnam. 

Asia acogió el acuerdo como una muestra francesa de realismo y lucidez. Así, el hecho consumado era asumido y superado. Vietnam abandonaba la órbita china y, aunque no proclamada solemnemente, la soberanía francesa se implantaba en todo Vietnam e Indochina. 

Muy pronto se observó que el acuerdo no se había firmado con el mismo espíritu por ambas partes. Para Francia, el acuerdo se enmarcaba en la Unión Francesa, dentro de una estructura federal que le permitiría controlar Indochina y donde se daba carácter especial a Cochinchina para no cedérsela al Vietminh. 

Los franceses de Indochina, enemigos de los comunistas y recelosos de la amenaza del Vietminh sobre sus intereses económicos, hicieron República autónoma a Cochinchina el l de junio de 1946. DArgenlieu temía, sin embargo, que el Gobierno de París, con mayoría de izquierda, se plegara a las exigencias de la República Democrática de Vietnam. 

De hecho, la opinión gala desconocía la fuerza del nacionalismo vietnamita. Convencida de que el futuro de su país dependía de conservar el Imperio en forma de Unión Francesa, no estaba dispuesta a una independencia en Indochina que provocaría repercusiones en África. Ni políticos ni militares pensaban en la descolonización. A lo más, en un retoque de los protectorados, con mayor participación política y reformas democráticas. Con todas estas premisas, las conferencias franco-vietnamitas de Dalat y Fontainebleau (verano de 1946) estaban abocadas a un callejón sin salida. DArgenlieu, además, hipotecó su desarrollo al organizar una conferencia paralela con Cochinchina, Camboya y Laos, a fin de relativizar la importancia de Vietnam. Sin embargo, el 14 de septiembre de 1946, Ho Chi-minh firmaba un pacto con el Gobierno galo, confirmando el acuerdo del 6 de marzo. 

Por este pacto, la RDVN aceptaba la Federación Indochina y la Unión Francesa -aunque estuvieran por definir- y el alto el fuego en Indochina, donde habría libertades democráticas y un próximo referéndum. A primeros de 1947, una vez resuelto por Francia su problema constitucional, se reanudaría el diálogo. 

La mayoría francesa de Indochina -civil y militar- rechazaba un acuerdo con la República Democrática de Vietnam y la posibilidad de que el Gobierno de París lo firmase. A su vez, una importante facción Vietminh extremaba las precauciones desconfiando de los dirigentes de Saigón. 

Saigón veía con alarma que Vo Nguyen Giap, número 2 de la RDVN, constituía un ejército y adquiría armas a China. Desde septiembre de 1946, los franceses vigilaban las aduanas vietnamitas en aplicación de los acuerdos sobre la estructura federal del país. 

A primeros de noviembre, cuando Hanoi controlaba las guerrillas del sur, empezaba la desestabilización de Cochinchina y se vislumbraba el triunfo de Ho Chi-minh en el referéndum, d'Argenlieu decidió forzar al Gobierno de Hanoi. Este debería plegarse a las exigencias francesas, dividirse entre moderados y extremistas o recurrir a las armas. Pero si desencadenaba la violencia, sería responsable de romper las negociaciones. 

Hubo incidentes aduaneros en el puerto de Haiphong el 20 de noviembre. Tras el bombardeo de la ciudad por buques galos, la tensión llegó a Hanoi. Tres semanas después, el 19 de diciembre de 1946, 30.000 soldados Viet Minh bajo el mando de Ho Chi Minh atacan posiciones francesas en Hanoi, Vietnam, dando inicio a tres décadas de guerra en Indochina y, al día siguiente, replicaron los franceses. 

El debate sobre la paz en Indochina se abrió cuando Francia sufría su mayor fracaso militar: la caída del fortín de Dien Bien Phu el día 7 de mayo de 1954, después de un cerco de cinco meses por el ejército popular de Giap. El fracaso debilitaba considerablemente la posición diplomática y política de Francia, donde la opinión pública reclamaba ya el fin rápido de la aventura.   Francia se vio forzada a negociar su rendición tras el desastre de Diem Bien Phu donde 2293 franceses perecieron y 11.800 fueron hechos prisioneros por las fuerzas del ejército del General Giap en mayo de 1954. El ataque no solo paso factura al ejército francés ya que 7.900 hombres del Vietminh perecieron aquel día.
General Vo Nguyen Giap - 1954
(recuadro: Giap en 2008. Falleció en 2013 a los 102 años de edad)

El 20 de julio de 1954 se firmó el compromiso: cese de las hostilidades en todos los frentes, las fuerzas de la RDVN evacuarían Laos y Camboya y en Vietnam las tropas de la RDVN se reagruparían a ambos lados del paralelo 17, convertido en línea de demarcación militar provisional entre ambas zonas de reagrupamiento.
En esto consistía básicamente el armisticio. En el plano político se proclamaba por vez primera a escala internacional la unidad e independencia de Vietnam. Quedaban neutralizados de alguna forma los tres Estados indochinos, pues no podrían tener bases ni tropas extranjeras ni concluir alianzas militares. 

El paralelo 17 no se constituía en frontera aunque se confiase temporalmente el mando de la zona norte a la RDVN y el de la zona sur a la Unión Francesa. Ambas zonas se encargarían de que antes del mes de julio de 1956 hubiese elecciones generales, bajo control internacional, de las que saliera un Gobierno para todo Vietnam. Hasta entonces se garantizaban todas las libertades democráticas. 

El acuerdo militar se cumplió. Cesaron las hostilidades en la fecha prevista y las fuerzas beligerantes se fueron poco a poco agrupando a ambos lados del paralelo 17. En octubre, el Gobierno de Ho Chi-minh, tras siete años y medio en la selva, volvía a instalarse en Hanoi. 

El día 29 de septiembre, los norteamericanos y los franceses firmaban en Washington un acuerdo por el que ambos países se comprometían a apoyar un régimen fuerte y anticomunista en el Vietnam del Sur.

Francia ya no se creía capaz de desempeñar un papel de primer orden en Asia. Por ello, delegó en Estados Unidos las responsabilidades que le quedaban en Indochina y volvió a África. Así pues, en el otoño del año 1954 se llegaba al punto de partida registrado en otoño de 1945: el conflicto armado había durado nueve años y costado en torno a un millón de muertos e innumerables heridos, huérfanos o refugiados, además de las lógicas destrucciones. 

Francia había invertido en esta lucha el equivalente a la ayuda recibida del Plan Marshall para su reconstrucción. Vietnam salía de la guerra arruinado y dividido entre un régimen comunista atenazado por China y Estados Unidos y otro que buscaba su identidad, aunque Norteamérica decidiría su destino. Con una política totalmente divorciada de la realidad, la Cuarta República Francesa liquidaba la aventura asiática con un desastre para su país y para Occidente.

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